España sigue sin reconocer oficialmente a Kosovo, pero sí admite ya sus pasaportes en las fronteras. No lo ha comunicado públicamente el Gobierno español, pero sí lo ha celebrado en redes sociales el de Prístina. En la tarde de este sábado, el viceprimer ministro de Kosovo, el político y economista de centro izquierda Besnik Beslimi, ha celebrado como «una buena noticia» que desaparezca «el obstáculo» del no reconocimiento de papeles oficiales kosovares en los controles fronterizos españoles.
Es la paradójica dicotomía en que ha entrado la relación de este país con aquella república balcánica en este inicio de año por aplicación de una apertura del espacio Schengen a los ciudadanos kosovares decidida en la UE. Beslimi ha redactado y colgado un comentario en Facebook en el que anuncia: «Las buenas noticias continúan para nuestros ciudadanos y el Estado. La DG Home ha anunciado que ahora incluso España reconoce los pasaportes de la República de Kosovo. Entonces podemos viajar sin visas a este país».
La DG Home es la Dirección General para Migraciones e Interior de la Comisión Europea, que ordena aplicar desde el 1 de enero un acuerdo de la Comisión ratificado por el Parlamento Europeo a finales de abril de 2023. En cumplmiento de ese acuerdo, España ya no exige visado a los kosovares.
El obstáculo
«Si bien la circulación sin visado comenzó el pasado 1 de enero, España es un destino que se suma a los países del espacio Schengen a los que podemos viajar gracias a la liberalización, donde el obstáculo antes era el no reconocimiento de nuestro pasaporte», ha celebrado el número 2 del gobierno kosovar en su perfil de Facebook. Es un mensaje dirigido a sus ciudadanos, para vender un éxito diplomático, pero ha sido aplaudido sobre todo por personal del servicio exterior en diversos puntos de Europa, como el embajador kosovar en Berlín.
Contrasta la elocuencia mostrada este sábado en Prístina con el silencio que se mantiene en Madrid. El ministerio de Asuntos Exteriores español no ha hecho comentarios al respecto. Preguntadas fuentes de ese departamento -que dirige el ministro José Manuel Albares–, se han limitado de momento a no desmentir a este diario el reconocimiento de los documentos de viaje kosovares y sí a recordar que España sigue siendo uno de los cinco países de la Unión Europea que no reconoce a Kosovo.
Los sucesivos gobiernos de España han mantenido esa postura desde el acceso de Kosovo a su propia soberanía, tras una corta pero dura guerra de escisión con Serbia que detuvo de golpe una campaña de bombardeos aéreos de la OTAN en la primavera de 1999. España, pues, al no haber hecho un reconocimiento oficial sigue oficialmente considerando a Kosovo como una provincia autónoma de Serbia, como también Grecia, Eslovaquia, Rumanía y Chipre.
Asunto paradójico
Hay paradojas dentro de la paradoja: España no reconoce al país, pero su primer ministro, el socialdemócrata Albin Kurti, ha sido recibido en Madrid y Granada en sus dos últimos viajes a España. En noviembre de 2022 vino a una reunión de la Internacional Socialista, acto presidido por Pedro Sánchez, a quien saludó. También fue recibido en esa ocasión por un amigo personal español: el ex secretario general de la OTAN Javier Solana.
Más paradojas: representantes de Kosovo han acudido a España como delegación oficial a la Asamblea Parlamentaria de la OTAN, también en noviembre de 2022. Y en octubre de 2023 vinieron las autoridades kosovares a la cumbre de líderes europeos celebrada en Granada bajo la presidencia española de la Unión Europea. Ciertamente, no se les recibió con himno y bandera.
Y más paradojas: la libre circulación de kosovares entre las fronteras de los países europeos del espacio Schengen ha sido impulsada y celebrada por Josep Borrell, alto representante europeo para la Política Exterior y de Seguridad de la UE, y máxima figura que España tiene en las instituciones europeas.
Además 22.000 militares españoles han participado -datos de Defensa- en la misión KFOR de la OTAN para preservar la seguridad de Kosovo, lo cual no es paradójico, pero forma parte de la explicación de una «pasión hispanófila» que se siente en aquel país, relata a El Periódico de Catalunya, del Grupo Prensa Ibérica, una fuente de la órbita del gobierno de Prístina.
Si esta apertura se convierte en un acicate para la apertura de una oficina de intereses -a falta de legación diplomática- de Kosovo en Madrid es algo que se terminará decantando este año. Para las autoridades kosovares, el reconocimiento de España es un asunto clave de su política exterior.
En el marco esratégico definido por la invasión rusa de Ucrania y el estado de tensión entre Europa occidental y Moscú, pero también en el equilibrio de estabilidad en los Balcanes, Kosovo es un lugar clave, una línea de fricción entre la influencia de la Alianza Atlántica y la seducción de Rusia sobre la vecina Serbia.