El anuncio de la obligatoriedad del uso de mascarillas en centros sanitarios y sociosanitarios es acogido con satisfacción por los profesionales sanitarios, con dos matices: hay que concienciar a la gente para que la utilice también en las aglomeraciones y espacios hacinados como el transporte público, por un lado, y por otro, es una medida que llega definitivamente tarde.
Galicia había dado el primer aviso la semana pasada, aconsejando su uso tanto en centros de salud como hospitales. Este viernes, víspera del Día de Reyes, Comunidad Valenciana ha subido la apuesta anunciando su obligatoriedad de forma inmediata e incluyendo también a las residencias.
A la comunidad le ha seguido Cataluña, donde a partir del lunes se requerirá su uso para acceder a los centros sanitarios, y Murcia, que implanta la medida a partir de este sábado. Aragón, por su parte, ha emitido una instrucción interna para hacer obligatoria la mascarilla entre los profesionales sanitarios y sociosanitarios.
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Para acordar unos criterios comunes de utilización, la ministra de Sanidad, Mónica García, ha anunciado que llevará la cuestión de la obligatoriedad de la mascarilla a la reunión extraordinaria del Consejo Interterritorial de Salud del próximo lunes.
Sin embargo, no hay consenso autonómico al respecto de esta medida. Por ahora, Madrid, Andalucía y Castilla-La Mancha no contemplan imponer el uso del tapabocas. No obstante, están abiertas al consenso y al debate que se pueda suceder el lunes.
Los profesionales sanitarios ven bien la medida, pero creen que podría haberse implantado antes y, sobre todo, las administraciones deberían haber fomentado la cultura de la prevención en lugar de olvidarse de las enfermedades respiratorias una vez acabada la alerta sanitaria por la Covid.
«Ya hemos visto que la responsabilidad individual no es suficiente», lamenta Lorenzo Armenteros, de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), «porque la gente no las está utilizando cuando acuden a los centros sanitarios».
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Por eso, cree que «medidas un poco más impositivas pero beneficiosas son útiles para el pico ascendente pero ahora, a 5 de enero, son medidas paliativas; esta decisión debería haberse tomado cuando preveíamos el recorrido de la gripe y la Covid».
Otra de las sociedades científicas que aglutinan a los médicos de familia, Semfyc (Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria), ha lanzado un comunicado pidiendo «implantar el uso de la mascarilla obligatoria, la dispensación de geles hidroalcohólicos, determinación de espacios de separación o medidas de ventilación específicas para salas de espera en los centros de salud».
Los médicos de primaria no son los únicos que consideran que la mascarilla debería ser obligatoria. Joan Caylá, coordinador de la Unidad de Investigación en Tuberculosis de Barcelona y exjefe del Servicio de Epidemiología de la Agencia de Salud Pública de Barcelona, apunta que tiene que incluir a «los pacientes que vayan a servicios de urgencias con síntomas respiratorios; si no la llevan, deberían facilitarle una en la puerta«.
Urgencias saturadas y sin mascarillas
Aunque no de forma obligatoria, propone extender su uso a las zonas hacinadas en estas fechas (como los centros comerciales o el transporte público). «Esto días ha subido un poco el uso de mascarillas, pero muy poco. Sería bueno que cualquier ciudadano, si es de un grupo de riesgo o mayor de 60 años, la utilizara».
De cualquier manera, lamenta que tras la Covid «no hemos aprendido mucho» y pide seguir el ejemplo de países como Japón o Corea, donde su uso era habitual antes de la pandemia. «Estas culturas están más avanzadas que nosotros».
Los enfermeros también son partidarios de su utilización. María José García es portavoz del sindicato de enfermería, Satse, y explica que ha visto salas de espera de urgencias llenas de gente tosiendo y estornudando y no ver ni una sola mascarilla. «No podemos obligar pero tenemos que mentalizar a la ciudadanía de si tenemos síntomas de patologías respiratorias debemos usarla, da igual en diciembre que en agosto».
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En cambio, los sanitarios han mantenido su uso con racionalidad. «Resta humanidad a la atención sanitaria y, como enfermera, valoro mucho el trato con mis pacientes: si estoy obligada, estoy estableciendo una barrera. Pero hay que diferenciar, no es lo mismo que llevarla solo unos días».
Los últimos datos del Instituto de Salud Carlos III indican una tasa de 952,9 casos de infecciones respiratorias agudas por cada 100.000 habitantes durante la última semana de 2023, con la gripe disparada: su positividad pasa del 27,1% al 46%.
El aumento de los casos no se está notando únicamente en las urgencias: la tasa de hospitalizaciones ha aumentado cerca de un 60% esa misma semana, pasando de 21 casos por cada 100.000 personas a 28,7, con dos comunidades (Castilla-La Mancha y Castilla y León) por encima de los 50 casos.
El uso de mascarillas en centros sanitarios (incluidas las farmacias) fue la última medida frente a la pandemia en levantarse. Fue el 4 de julio de 2023 cuando el Consejo de Ministros decretó el fin de la crisis sanitaria por Covid-19 y, al mismo tiempo, el uso del cubrebocas en estos establecimientos. Cinco meses antes habían desaparecido del transporte público.
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