Javi Calleja se sumerge en los primeros días de 2024 con un gran reto por delante: ascender, contra todo pronóstico, a Primera División. Más que un desafío, es la ilusión que se respira en el Ciutat de València tras quedarse a segundos de conseguirlo la temporada pasada. En octava posición, pero a una unidad de diferencia de los puestos de promoción de ascenso a la élite del fútbol español, nada detendrá a un equipo que respira vitalidad, entusiasmo y ganas de demostrar todo el potencial que lleva en sus adentros.

El técnico, con sus herramientas, busca corregir los defectos y conseguir la excelencia de cara al tramo trascendental del curso. Sin embargo, lo hará mientras se introduce en los últimos meses de un contrato que expira el 30 de junio de 2024. Su futuro, tarde o temprano, se tendrá que tratar en las oficinas del Ciutat de València, aunque, de momento, el plan a seguir será el mismo que hasta la fecha: ir partido a partido, disfrutar del proceso y no ponerse límites.

A pesar de que Javi Calleja se encuentra en su última temporada en el Levante, a la espera de si se toma la decisión de extender su contrato o de separar sus caminos, ambas partes unieron fuerzas al final de la temporada pasada para generar una sinergia que garantizase competitividad, después de que la situación económica obligase a desprenderse de piezas importantes y, sobre todo, armar una plantilla que diese guerra en una Segunda División que, según pasan los años, es más competitiva. Atado hasta el presente año después de entrar en la promoción de ascenso, cláusula estipulada en el contrato firmado en octubre de 2022, ni club ni técnico, tras analizar fríamente la situación y coger fuerzas después del golpe, decidieron ejecutar la cantidad liberatoria. Sin embargo, las cartas están encima de la mesa, y un ascenso a Primera División será lo más beneficioso para todos.

Javi Calleja terminó su primera campaña al frente del Levante obteniendo números de ascenso, pero la diferencia de goles durante la temporada regular, y el cruel desenlace contra el Alavés, le privó de lograr un objetivo por el que peleó desde que llegó al Ciutat de València. Fue la primera vez que el madrileño, desde que entrena en el fútbol profesional, terminó un curso sin cumplir los planes sobre los que fue contratado.

Por ello, la segunda vuelta del campeonato liguero, independientemente de que subir a Primera División no sea un objetivo realista debido a la situación del club, tendrá tintes de revancha personal para el técnico, aunque, después de cerrar la herida del penalti de Villalibre, respira un aire diferente y mira al futuro con optimismo. Es la sensación que le transmite todos los jugadores que tiene a su disposición, mientras su ideal pasa por un futuro teñido de azulgrana. «Creo que es el club perfecto. Soy feliz, me siento valorado y hay un conjunto de profesionales que me ayudan a creer en el largo plazo. En construir algo bonito. Me gustaría devolverle todo lo que me está dando porque, realmente, me encuentro a gusto, feliz y valorado», dijo en una entrevista con Superdeporte.