Todas las asociaciones de la zona norte de Mieres y el movimiento ecologista han presentado en bloque una batería de recursos contra la autorización ambiental concedida por la Consejería de Transición Ecológica para que Hunosa proceda a la transformación de la central térmica de La Pereda, que dejará de quemar estériles y carbón para utilizar biomasa y combustible sólido recuperado (CSR). Las alegaciones centran sus críticas en el permiso concreto para el empleo de residuos provenientes de basura. Los colectivos remarcan que este procedimiento generará «efectos altamente perjudiciales para la salud».
El consejo de administración de Hunosa adjudicó recientemente el contrato de redacción del proyecto y ejecución de las obras de transformación a la biomasa de la central mierense. Los trabajos los realizará la UTE compuesta por Moncobra y Maetel Instalaciones y Servicios Industriales, con un coste de 36,9 millones de euros. Ante este definitivo paso, tanto el movimiento vecinal de Mieres como la Coordinadora Ecologista de Asturias han presentado alegaciones en lo que todo indica que puede ser el último intento de frenar una actuación que a estas alturas parece ya definitivamente encarrilada.
Baíña, Ablaña, Cardeo, la Pereda, La Blanca, la Rebollada o Loredo son algunas de las poblaciones que acaban de presentar alegaciones a la modificación de la autorización ambiental integrada de la central térmica para que use CRS como combustible secundario. Si bien los recursos advierten irregularidades en el propio procedimiento, con informes «fuera de plazo» a los que no han tenido acceso los colectivos, la principal apelación está relacionada con los afectos ambientales prejudiciales para la salud. Es decir, les preocupa la contaminación y su incidencia en el ser humano.
«Resulta evidente que no se trata de una actividad inocua, sino que, al contrario, se van a producir emisiones de metales pesados, dioxinas y furanos, así como óxidos del nitrógeno, en un entorno muy poblado y con casas muy cercanas», sostiene en sus alegaciones la sociedad civil movilizada contra el proyecto.
Vecinos y ecologistas piden que en las instalaciones de La Pereda se queme tras su transformación únicamente biomasa. En este sentido, ponen incluso en duda que el CSR tenga una presencia casi residual, como sostienen Hunosa y el Principado: «No hay garantías sobre la disponibilidad de suficiente biomasa para abastecer la central, lo que con el tiempo puede conllevar el riesgo de aumentar el CSR, pues existen otras centrales que compiten por el mismo material y a las que no se hace alusión en los informes», se recoge en las alegaciones,
La previsión de Hunosa es que el CSR suponga el diez por ciento del combustible que vaya a utilizar en su térmica una vez concluyan las obras de adaptación. Al tiempo que la empresa minera desarrolla el proyecto de transformación de su central térmica, el Principado impulsa una nueva planta de clasificación y recuperación de basura bruta. Cogersa prevé dar salida a la llamada bolsa negra (basura mezclada) y espera que la instalación trate cerca de 150.000 toneladas de combustible sólido recuperado (CSR) –similar a los pellets– al año. Ha sacado a licitación un concurso por 16 millones de euros en busca de empresas que se ocupen de la recogida e incineración del CSR durante un año.