Antes del 7 de octubre de 2023 Oriente Próximo tendía hacia la desescalada, la normalización y el mantra de «Es la economía, estúpido». Ahora el conflicto palestino-israelí ha vuelto con furia y, concomitantemente, el conflicto entre Irán y sus apoderados, por un lado, y Estados Unidos, por otro, también se ha intensificado. La forma en que se ponga fin a la guerra de Gaza, y lo que venga después, tendrá un profundo impacto en los contornos de la región en 2024

Si la guerra termina con una ocupación israelí de Gaza, EEUU se enfrentará a vientos en contra

Si la guerra termina con una renovada ocupación israelí de Gaza y una expansión acelerada de los asentamientos en Cisjordania, el impulso hacia una mayor normalización con Israel se ralentizará y la opinión pública árabe se consolidará en su contra; al mismo tiempo, Estados Unidos se enfrentará a vientos en contra en sus relaciones regionales. Irán y sus aliados, así como los grupos extremistas suníes radicales, se beneficiarán de esta polarización y ganarán adeptos e influencia. Por otro lado, si a la guerra le sigue un sólido esfuerzo de paz, liderado por Estados Unidos pero que incluya a los principales actores mundiales y regionales, la región podría dar un giro en una dirección mucho más positiva, dejando al margen a los radicales y a los saboteadores.

A nivel nacional, cabe esperar pocos cambios políticos, a pesar de la organización de elecciones nacionales -en gran medida simuladas- en Egipto (diciembre de 2023), Túnez, Argelia e Irán.

Pero merece la pena vigilar de cerca a Israel, donde es improbable que Benjamin Netanyahu y su gobierno de extrema derecha sobrevivan a 2024, y a Irán, donde la muerte del líder supremo -sea cuando sea- planteará importantes e inmediatas cuestiones sobre el nuevo liderazgo y dirección de la República Islámica, o posiblemente sobre su supervivencia en su forma anterior.

Las guerras civiles de Libia, Siria y Yemen seguirán congeladas

Económicamente, la región seguirá siendo extremadamente desigual. El Fondo Monetario Internacional estima una tasa de crecimiento global del PIB del 3,4%, frente al 2% de 2023, pero esto ocultará grandes desigualdades de riqueza y renta entre los países del Consejo de Cooperación del Golfo, en la cúspide de la pirámide, y los vecinos cercanos, como Yemen o Siria, que languidecen en lo más bajo. En el medio, los Estados de renta media lucharán por reducir el desempleo y la inflación mientras soportan grandes cargas de deuda. Egipto y Jordania, en particular, se enfrentarán a enormes combinaciones de retos socioeconómicos y políticos.

En cuanto a las guerras civiles en curso en la región, cabe esperar que Libia, Siria y Yemen permanezcan prácticamente congeladas, pero el conflicto en Sudán seguirá empeorando. Junto a los importantes esfuerzos para abordar el conflicto palestino-israelí con una diplomacia sólida y audaz, también deberían redoblarse los esfuerzos para desescalar o poner fin a las cuatro guerras civiles mencionadas.


Paul Salem es presidente y consejero delegado de Middle East Institute. El texto fue publicado previamente en inglés en la página web del Middle East Institute.

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