Nuestro sentido del gusto es un elemento esencial que ha evolucionado para protegernos y, hoy en día, enriquecer nuestras experiencias culinarias. Contamos con entre 2,000 y 5,000 mamelones gustativos en y alrededor de la boca, los cuales detectan estímulos químicos y generan señales que el cerebro interpreta como sabores.