Luke Littler se quedó a un paso de culminar un cuento de hadas, la historia de un chico de solo 16 años que casi se corona campeón en el Mundial de Dardos, un acontecimiento que se ha vivido con una pasión elevada en el Reino Unido. El anterior jugador más joven en conquistar el trofeo tenía 24 años. Littler casi lo consigue con 16. Le frustró el nuevo número uno en el ránking, Luke Humphries, en una final apasionante, celebrada en un pabellón de Londres rendido al muchacho con cara de adulto. Littler, pese a la derrota final, se ha convertido en una sensación que trasciende su disciplina.
El adolescente inglés, apodado The Nuke, el misil nuclear, había eliminado previamente a varios campeones de Inglaterra y del mundo. Parecía una proeza que superara la primera eliminatoria. Y, en cambio, fue pasando rondas con una precisión y un aplomo de veterano. Plantó cara a Humphries en la final, pero ‘Cool hand’, como apodan al que resultara ganador de la contienda, estuvo pletórico y en los momentos decisivos encontró la diana exacta.
Todo un fenómeno
En cualquier caso, nadie duda de que Littler acabará un día levantando el trofeo que ayer se le escapó. Muchos le ven como el heredero del legendario Phil Taylor, el mejor jugador de la historia en una disciplina de culto que va más allá de los pubs en Inglaterra. «Me dije a mi mismo que más me valía ganar hoy, porque este chico va a ganar muchos mundiales en el futuro», dijo Humphries tras la final.
El fenómeno Littler ha irrumpido con fuerza en el panorama del entretenimiento inglés. No había detalle sobre su vida que se considerara menor. Había que saberlo todo de él. Los tabloides han indagado y el público ha consumido el relato de su furioso ascenso. Se ha ganado una atención digna de un goleador de la Premier y sus partidas, transmitidas por Sky Sports, han atraído audiencias nunca vistas en la historia del campeonato.
A medida que crecía el asombro por su puntería y competitividad, también lo hacían en las redes sociales las dudas sobre su edad, dado su aspecto, más de hombre que de adolescente. Llegó el ruido a tal extremo que un medio británico publicó su partida de nacimiento antes de la final, constatando que nació en el 2007 y que, efectivamente, es un prodigio precoz.
Cogió su primer dardo a los 18 meses (corre un vídeo que lo acredita) y refinó su técnica durante el periodo de la pandemia. Encerrado en su casa con apenas 13 años, lanzó un sinfín de dardos que pulieron y perfeccionaron su juego. Ahora se ha embolsado 200.000 libras (unos 250.000 euros) por ser finalista, la mayor bolsa de su incipiente carrera (Humphries, magnífico, se ha llevado 500.000, en euros, más de 630.000), pero se ha llevado sobre todo la fascinación de todo un país.
Había que ver y oír cómo lo recibieron antes de iniciarse la final. Y cómo lo despidieron. Un nuevo ídolo total. «Ha sido increíble. Ahora he llegado al top-32 en el ránking y he sido finalista en mi debut. Increíble», acertó a decir el chico, a quien se le escapó alguna lágrima, tras consumarse una derrota que vendió cara.