Marina Seren fue una de las jóvenes que apaleó la piñata que simulaba a Pedro Sánchez durante la celebración de la Nochevieja en Ferraz. Le cedió el testigo un chaval chino que insistía en que era nazi. Era la tercera vez que se acercaba a la sede nacional del PSOE desde que estalló la protesta, el pasado 3 de noviembre. Acudió con unos amigos para comerse las uvas después de cenar. 

Seren —apellido artístico cuyo significado es estrella, en galés— tiene 23 años, estudia Física y asegura ser médium. (De esto último hablaremos luego: la joven sostiene haberse encarnado en un general de las SS hitlerianas y recibir visitas de familias estelares extraterrestres). 

«No hay ninguna manera de identificar objetivamente que era Pedro Sánchez: no estaba su foto ni su nombre en ninguna parte», defiende la joven manifestante en conversación con EL ESPAÑOL. «No era una representación personificada de Sánchez», repite, «tampoco un muñeco, sino una piñata, cuyo objetivo es romperla para que salga lo que hay dentro». 

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Las imágenes, no obstante, han generado una honda indignación en las filas socialistas. Y también provocado la censura del PP. «Los que apalearon el muñeco en Ferraz eran fascistas que llevaban símbolos fascistas, tenían consignas fascistas y que usaban violencia fascista», aseguró este martes el portavoz socialista en el Congreso, Patxi López, para quien la conducta «puede estar incluida dentro de un delito de odio»

«Esto no es delito de odio», responde Seren. «Me parece totalmente normal que el PSOE haya decidido intentar penalizar lo sucedido con delito de odio, no tienen ningún conocimiento ni siquiera de la propia Constitución, no es una sorpresa, pero tampoco del Código Penal», carga. «El artículo 510 del Código Penal no penaliza sino incitar al odio, y debe ser contra alguien que pertenezca a un grupo que merezca especial protección por ser especialmente vulnerable», argumenta.

«Sánchez no pertenece a ningún grupo vulnerable ni a ninguna minoría; por lo tanto, no pueden acusarnos de delito de odio. Han salido varios abogados, e incluso algún que otro magistrado, a defender esto», expone la joven, que afirma que el muñeco era «una representación generalista de lo que es: un pelele, un político traidor y mentiroso, por eso se le representa con la nariz larga de la fábula de Pinocho«. 


Piñata caracterizada como Pedro Sánchez en la Nochevieja de Ferraz.

Diego Radamés

EP

En uno de los vídeos viralizados, Seren se ensaña con la piñata de Sánchez vestida con un traje de fiesta. «Dale, dale, ensáñate, ¡como si fuera de verdad!», le anima uno de los presentes. En las fotos que ha compartido en sus redes sociales, ondea una bandera nacional desprovista del escudo constitucional, uno de los símbolos de la protesta frente a Ferraz. La joven asegura no estar a favor de «ninguna apología del odio», si bien indica encontrarse «estudiando muchísimo lo que ocurrió en la Segunda Guerra Mundial» y mantenerse «neutral» entre ambos bandos.

¿Le gusta el nacionalsocialismo? «Sí, pero es difícil… y peligroso interpretarlo en público, sigo viendo una escala de grises», contesta. «Todavía no he encontrado un material que yo considere bastante acertado u objetivo respecto al Holocausto», manifiesta.

«El término nacionalsocialismo no hace referencia a ningún partido ni a ningún suceso en la Historia. Es socialismo, simplemente, pero nacionalista, es decir, protege la soberanía nacional y del individuo frente al socialismo marxista, que lo destruye completamente», desarolla. «Yo creo que eso es algo bastante positivo, porque estoy en contra de los comunistas y de este régimen de políticas marxistas, ideológicas y globalistas. Pero, como sigo repitiendo, yo no apoyo ningún tipo de apología al odio», añade.

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Y es que Marina Seren sabe lo que es el nazismo desde dentro: dice haber tenido «dos regresiones espirituales a vidas pasadas» en el Tercer Reich. La narración podría ser el guión alternativo de Jojo Rabbit. También ha recibido visitas de familias estelares extraterrestres. Otro de sus «desdoblamientos astrales» la llevo a conocer Hiperbórea, una leyenda literaria desarrollada por Clark Ashton Smith situada hace miles de años en el Polo Norte y de donde proceden sus «ancestros espirituales».

Seren es como Gurb, el extraterrestre escrito por Eduardo Mendoza que tomaba el aspecto de Marta Sánchez o Unamuno para camuflarse en Barcelona. La joven también es capaz de usar la «visión remota psíquica» para encontrar un objeto cuando no lo encuentra. Además, es partidaria del sexo tántrico para ayudar al «despertar de la conciencia». 

«Mi nombre era Otto»

«Vi a un señor vestido de las SS [Schutzstaffel, organización paramilitar del Partido Nacinonalsocialista Obrero Alemán al servicio de Adolf Hitler] y veía como al fondo había bombas y explosiones y tiroteos, dando a entender que el contexto es la Segunda Guerra Mundial», cuenta Seren sobre una de sus primeras «regresiones de vidas pasadas». Algo que le ocurrió «muy al principio», puesto que su «despertar espiritual» comenzó con 15 años. 

«Me acuerdo que, al ver a ese hombre, mi propia conciencia identificó que era yo. Yo misma recordé que era esa persona. Fue un recuerdo, una experiencia que se desarrolla de la misma manera con la que tú podrías recordar un evento específico de cuando tenías tres años. Fue así de intenso, por eso lo defiendo tanto: el sentimiento que va acompañado de la visión es muy importante», cuenta la joven médium, cosida a base de «premoniciones» en su día a día. 

«Yo vi cosas muy específicas de las que no tenía ni idea», sigue sobre esta experiencia vivida en otra vida. «Por ejemplo, otro de los recuerdos que tuve como general de las SS fue que formaba parte de una sociedad secreta, que se llamaba la Ahnenerbe, que estudiaba los orígenes de la llamada raza aria; y que cuando fui a buscar sobre el tema realmente existía», se sorprende.

Piñata de Pedro Sánchez durante la última Nochevieja en Ferraz.


Piñata de Pedro Sánchez durante la última Nochevieja en Ferraz.

Diego Radamés

EP

«También vi en esa regresión es que yo era un general de brigada y que mi nombre era Otto«, sigue la mujer de 23 años. «Además, también formaba parte de la Sociedad de Thule. Y otra cosa muy específica que jamás olvidaré es que marchaba al lado de las brigadas de soldados, y tuve que llamar la atención a uno de ellos. Le dije que viniera delante mía porque estaba cometiendo algo que para nosotros era una falta muy grave: llevaba la Cruz de Hierro torcida. Le dábamos mucha importancia a los símbolos, a su significado y su disposición geométrica», cuenta antes de una larguísima explicación nazi.

La otra regresión hasta el Tercer Reich fue cuando se vio «como una médium de la sociedad Vril, donde me vi a mí misma en trance [….], vi que era parte de esa sociedad, que había bastantes conflictos y que intentábamos mantener mucho de nuestros secretos a salvo de militares del Reich. Había mucha presión por parte de ellos por sacar estos secretos a la luz«. 

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[Wikipedia: «La Sociedad Vril es una sociedad pseudocientífica y esotérica surgida durante el período del Tercer Reich. Gran parte de sus actividades han sido objeto de numerosas especulaciones, incluyendo la propia existencia de la sociedad. Vril es una sustancia nombrada en la novela de ciencia ficción The Coming Race or Vril: The Power of the Coming Race (1871), del autor Edward Bulwer-Lytton. Varios lectores teosofistas creyeron que era un relato verídico sobre la existencia de una raza superior que habitaba en las profundidades de la Tierra y que utilizaba una energía llamada ‘Vril’ la cual les daba millones de años más avanzados». Seren asegura que otros médiums Vril como María Orsic contactaron con ella para ayudarle a recordar y ser un representante de la sociedad Vril ante el mundo].

¿Alguna otra encarnación destacable? «Sí, fue hace miles de años, cuando estuve en una civilización que ni siquiera es considerada por la Historia como tal. Hablamos de mucho antes de lo que consideramos el principio de la Historia, la Prehistoria«, narra Seren. «Yo era parte de una civilización que estaba localizada en lo que es ahora el Polo Norte, en el Ártico, y que se llamaba la Hiperbórea. Me acuerdo de verme en un integrante de esta civilización y que hubo una gran glaciación, una gran nevada, y que tuvimos que migrar hacia otras partes del planeta para refugiarnos del frío», cuenta. «No recuerdo mucho más».