La agenda carnavalera en materia informativa de 2023 ha transcurrido por derroteros bien distintos en Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria aunque los mismos actos en la calle hayan encumbrado al primero y obligado al segundo a replanterse su desarrollo futuro. Eso sí, tanto en una capital como en la otra una noticia ha caído como un jarro de agua fría: la Unión Europea prohibía el día 1 de octubre el uso de la purpurina al tratarse de partículas de polímeros sintéticos, insolubles y resistentes a la degradación.
Ante semejante ultraje se ha visto a alguna drag queen, varias comparseras y al menos tres candidata a reina de las carnestolendas alongadas al borde de un precipicio. Drama.
Aunque para complicada, la situación del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria que, pese a haber conseguido el reconocimiento como Fiesta de Interés Turístico Internacional, su ubicación definitiva no es su único problema, con más de cuatro millones de euros inyectados a la Sociedad de Promoción para hacer frente a gastos imprevistos y facturas pendientes que también existían en Cultura, las fiestas y galas se han desmadrado.
El Carnaval canarión escribe, asimismo, nueva etapa con Josué Quevedo al frente de la dirección artística de todas las fiestas, que se trasladan al entorno de La Isleta.
Mientras tanto, el resto de las carnestolendas del Archipiélago se van consolidando aún más entre las mascaritas de toda índole.
En Santa Cruz de La Palma no queda ni un rincón libre para alojarse durante la Fiesta de los Indianos y guarecerse del riego de polvos de talco, quizá una de las tradiciones más genuinas del Archipiélago.
Santa Cruz de Tenerife, por su parte, se consolida como uno de los carnavales de calle más importantes del mundo, como refleja el récord de 420.000 personas en el Sábado de Piñata en las calles de la ciudad.