De negro y con un abrigo rojo, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha despedido 2023 con su tradicional mensaje institucional en el que ha hecho balance de «un año políticamente agridulce». Un curso en el que ha obtenido una mayoría absoluta que le permite trabajar con serenidad por Madrid, pero en una España «revuelta» por el «grave error» de Pedro Sánchez de aliarse «con las minorías separatistas vascas y catalanas» y aprobar la amnistía para los encausados por el procés.
En un mensaje de nueve minutos emitido por Telemadrid y grabado en la Universidad de Alcalá de Henares, con motivo del 25 aniversario de la declaración de la ciudad complutense como Patrimonio Mundial de la Unesco, Ayuso ha reivindicado el trabajo realizado en la Comunidad de Madrid, «motor de España», para hacer posible «una vida en libertad», «sin muros y en convivencia», en contraste con «el grave error de elegir políticas comunistas que sólo empobrecen y asfixian» y de «promover la desigualdad entre españoles y el enfrentamiento», en referencia a las políticas y los pactos del presidente del Gobierno.
Ayuso ha citado el discurso del Rey de la pasada Nochebuena para adherirse a su defensa de la Constitución como instrumento para «superar la división» y garantía de libertad y convivencia. «No debemos consentir que nadie levante muros», ha dicho la dirigente madrileña, porque «una sociedad enfrentada está condenada al fracaso, la ruina y la frustración. En nuestra región no hay espacio para el resentimiento».
Además de mostrar su preocupación por la adicción «a las drogas y a las pantallas» de los más jóvenes y expresar su cercanía y solidaridad con las personas que sufren, la presidenta regional ha dicho que 2023 ha sido «un año económica y socialmente bueno en la Comunidad de Madrid». «Somos la región de moda», ha asegurado. Pero, más allá del deber de «gestionar bien», de crear y pensar a lo grande, ha asumido un «deber moral y ético con todos los españoles». Ha expresado su deseo de «contagiar nuestro entusiasmo para hacer la mejor España» defendiendo un modelo de convivencia basado en «la prosperidad, las ganas y la alegría», donde «nadie está por encima de la ley», «preservamos la independencia de los jueces» y «se respeta al que piensa diferente».
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