Fue el pasado octubre cuando las cámaras del satélite Copernicus Sentinel-2 detectaron a más de 700 kilómetros sobre la superficie terrestre un fenómeno que ya estaba llamando la atención a ras de suelo: el agua de l’Albufera estaba adquiriendo un llamativo color cobrizo cuyo origen se encontraba, según se creía, en la degradación -acentuada por las altas temperaturas del verarno y un calor impropio del otoño- de las algas cianofíceas que de normal le confieren un brillante color verde.  

Pero esa tonalidad que debería ser puntual se ha prorrogado hasta ahora ya que, tal como ha revelado una investigación de la Universitat de València, no la provoca -o no solo la provoca- un organismo ya conocido sino una cianobacteria nunca hasta ahora identificada capaz de captar la luz que otras no aprovechan. No se sabe si el microorganismo estaba latente y se ha activado por alguna causa o si por contra es nuevo en el lago de l’Albufera.

Valencia VLC embarcadero de L Albufera en la Gola de Pujol estado del agua que presenta un color marrón provocado por un agente externo desconocido Francisco Calabuig


Los colores de l’Albufera

Lo que también nos muestra el banco de imágenes del Sentinel-2 es que, salvo en casos excepcionales como el marrón casi rojizo actual o el rosa detectado en septiembre en el Racó de l’Olla (debido a la presencia de la bacteria fotosintética Thiocapsa), el verde es desde hace años el color predominante en el humedal. Así lo vemosen las fotos de la laguna tomadas desde el satélite en diciembre de 2022, en las que el verdor de la lamina de agua contrasta con la oscuridad que predomina en las imágenes que captó hace apenas unos días este proyecto de la Unión Europea.

L’Albufera, a vista de satélite, en diciembre de 2022. Copernicus Sentinel-2


Pero también ese verde característico de l’Albufera presenta una amplitud de tonalidades que el Copernicus constanta según la fecha en la que pone su objetivo en el lago. Las fotos del satélite nos muestran, por ejemplo, que el verde del agua en agosto de 2019 fue más oscuro que el de agosto de 2022 que a su vez fue menos brillante que el que presentó en agosto de 2023.

Fotografía tomada por el Copernicus en agosto de 2019. Copernicus Sentinel-2


Fotografía tomada por el Copernicus en agosto de 2022. Copernicus Sentinel-2


Fotografía tomada por el Copernicus en agosto de 2023. Copernicus Sentinel-2


Junta Rectora en enero

La concentración de clorofila de las algas, que evoluciona según la estación, influye en la variación verdosa de l’Albufera. Aun así, y tal como señalan los científicos, son los fangos -donde se acumula fósforo de los detergentes que se utilizan en las lavadoras, hidrocarburos de los polígonos, plásticos, metales y productos fitosanitarios de los arrozales- los que determinan el color.

Según la Generalitat y los expertos, estos cambios de coloración detectados en los últimos meses no indican un empeoramiento del nivel de contaminación de l’Albufera, cuyo principal problema sigue siendo la falta de agua, el sistema antivertidos y los planes básicos de gestión sin actualizar, puntos que la Junta Rectora del Parc Natural afrontará en su próxima reunión del 11 de enero.