Quienes viven en un sinvivir por su salud sobreviven menos años: los hipocondriacos, las personas que se preocupan excesivamente por su salud, tienden a morir antes que las que no lo hacen, según un estudio reciente realizado en Suecia y cuyo primer autor es un doctor en Psicología español. La conclusión de esta investigación puede resultar contraintuitiva, porque se considera que los hipocondriacos, al estar más pendientes de su salud, pasan más controles y consultas médicas y se cuidan más.

La hipocondría o hipocondriasis, también llamada trastorno de ansiedad por enfermedad, es una enfermedad por la que el paciente cree –de forma infundada– que padece alguna enfermedad grave. Así la define la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI). La persona hipocondríaca, explica la SEMI, se somete constantemente a un autoanálisis minucioso, incluso obsesivo, de las funciones fisiológicas básicas, y teme padecer una enfermedad grave, incluso cuando los médicos le han asegurado que no es así. Por ello pasan un tiempo excesivo visitando clínicas y hospitales.

¿Las personas con hipocondría corren un mayor riesgo de muerte por causas naturales y no naturales? Esta fue la pregunta central del estudio realizado por investigadores del prestigioso Instituto Karolinska de Suecia –el que otorga los premios Nobel de Medicina– y otras instituciones científicas de Suecia, Noruega y Dinamarca. El trabajo, publicado el pasado 13 de diciembre por la revista científica ‘JAMA Psychiatry’, de impacto en psiquiatría, sugiere que las personas con hipocondría tienen un mayor riesgo de mortalidad, principalmente por causas potencialmente prevenibles. Se halló una mayor probabilidad de muerte en los hipocondriacos tanto por causas tanto naturales como no naturales, particularmente suicidio.

Para realizar el estudio, cuyo primer autor es el doctor en Psicología catalán David Mataix-Cols, del Centro de Investigación Psiquiátrica del Instituto Karolinska, los investigadores escogieron entre la población sueca 4.129 personas con diagnóstico de hipocondría (el 56,7% mujeres) y 41.290 personas emparejadas demográficamente sin hipocondría. La media de edad fue de 34,5 años.

Se halló una mayor probabilidad de muerte en los hipocondriacos tanto por causas tanto naturales como no naturales, particularmente suicidio




Un total de 268 personas con hipocondría y 1.761 personas sin hipocondría murieron durante el período de estudio, que fue de dos décadas, lo que corresponde a tasas brutas de mortalidad de 8,5 y 5,5 por 1.000 personas-año, respectivamente. Se observó una mayor tasa de mortalidad por todas las causas entre personas con hipocondría en comparación con personas sin hipocondría. La mayoría de las muertes por causas no naturales se atribuyeron al suicidio, con un incremento de al menos cuatro veces respecto al resto de sujetos.

Trastornos psiquiátricos

“Se sabe que este trastorno [la hipocondría] está estrechamente relacionado con los trastornos psiquiátricos. Dado que el riesgo de suicidio aumenta con las enfermedades psiquiátricas, este hallazgo parece bastante razonable”, apunta el doctor Stephen Hughes, profesor titular de Medicina en la Universidad Anglia Ruskin (Reino Unido). En un artículo publicado en ‘The Conversation’, Hughes comenta este estudio sueco y destaca que las personas que morían por causas naturales presentaban una mayor mortalidad por causas cardiovasculares, respiratorias y desconocidas. “Curiosamente, no presentaron un aumento de la mortalidad por cáncer, pese a que la ansiedad por el cáncer está muy extendida en esta población”, subraya.

En cuanto a la causa que podría explicar el mayor riesgo de muerte por causas naturales, Hughes baraja el consumo de alcohol, tabaco y drogas, que es más frecuente en las personas ansiosas y las que padecen un trastorno psiquiátrico. Y aporta otra posible explicación: “Este problema es más frecuente en quienes han tenido un familiar con una enfermedad grave. Considerando que muchas enfermedades graves tienen un componente genético, podría ser que la esperanza de vida se acortase por genes ‘defectuosos’”, plantea.

En cualquier caso, este médico inglés recomienda a sus colegas “estar atentos a los posibles problemas de salud subyacentes de los pacientes aparentemente hipocondríacos y escucharles con más atención”. En ningún caso despreciarlos o mofarse de ellos, como hizo el dramaturgo francés Molière, que murió en la cuarta representación de su obra ‘El enfermo imaginario’. “Si se burla de los hipocondríacos, hágalo por su cuenta y riesgo”, ironiza Stephen Hughes.