La tensión en torno al territorio de Esequibo, en Guayana, ha vuelto a asomarse a fin de año en la frontera entre Venezuela y el país vecino después de semanas de aparente tranquilidad. El presidente del primer país, Nicolás Maduro, ha ordenado el despliegue del ejercicio militar sobre el Caribe oriental en respuesta, aseguró el Palacio de Miraflores, ante las amenazas del Reino Unido a la integridad territorial.
La medida fue adoptada después de que Georgetown confirmara la aceptación de la entrada de un buque británico HMS Trent en aguas que Caracas considera no delimitadas. «Esta amenaza es inaceptable para Venezuela y para cualquier país de la región. Hemos dado un paso en su primera fase, nuestra FANB (Fuerza Armada Nacional Bolivariana), unida ha dado un paso. Nosotros no nos metemos con nadie, pero nadie va a venir a ‘malandrear’ (robar) a Venezuela», dijo Maduro.
Para el Gobierno, la presencia de esa nave «es una ruptura de los Acuerdos de Argyle«, firmados el 14 de diciembre pasado con el propósito de solucionar sobre la base del diálogo una controversia bilateral. Maduro e Irfaan Ali, el presidente de Guyana, se encontraron en San Vicente y las Granadinas debido a las tensiones derivadas de una vieja disputa en torno al Esequibo. Esa disputa reverdeció tras la consulta popular en el primero en Venezuela que ha abierto las puertas para anexar esos 160.000 kilómetros cuadrados muy rico en hidrocarburos y minerales.
Ahora Caracas sostiene que la presencia del HMS Trent supone un nuevo paso atrás. Venezuela, subrayó Maduro, «no se quedará cruzada de brazos«. El presidente aseguró que se responderá «de forma proporcional a las amenazas» y que su Gobierno se «reserva» el derecho de realizar «todas las acciones» para «defender» las zonas «soberanas» de Venezuela. Ali respondió que no hay nada que temer con las actividades que se lleven a cabo dentro de Guyana o sus aguas.
La vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez recordó que desde Londres se promovió el laudo de 1899 para apropiarse ilegalmente el territorio del Esequibo. «El Reino Unido tiene la obligación de acogerse a lo acordado en la Declaración de Argyle que expresamente excluye las amenazas externas que pretendan sembrar o escalar un conflicto entre Venezuela y Guyana. Su comportamiento amenazante contra nuestro país y la paz de nuestra Región tendrá la respuesta oportuna y legítima de Venezuela. Hace más de dos siglos decidimos por la independencia. No aceptaremos ningún tipo de neocolonialismos».
Según Rodríguez, Reino Unido debe reconocer que son parte del Acuerdo de Ginebra de 1966, según el cual se debe llegar a un acuerdo sobre el Esequibo aceptable para las dos partes. Ali ha recordado que la querella debe ser resuelta «en y por la Corte Internacional de Justicia (CIJ)». Mientras tanto, subrayó el presidente de Guayana, el Esequibo «no es objeto de discusión, negociación o deliberación».
Respuesta británica
Guayana cuenta con el respaldo de EEUU y Reino Unido. Brasil no simpatiza con la posición de Caracas a partir de la realización de la consulta popular. Ni siquiera Cuba. Un portavoz del ministerio de Exteriores británico señaló que el buque no atracará en Georgetown. Sus actividades se efectuarán en el mar «como parte de una serie de maniobras de rutina en la región». Londres aseguró que trabaja para evitar «una escalada» entre Venezuela y Guyana. A su vez, llamó a Caracas a cesar sus «acciones injustificadas» contra el vecino. Reiteró en ese sentido que la frontera entre ambas naciones fue definida en 1889. Guyana, remarcó, es «un importante aliado regional y socio de la Commonwealth».
La oenegé Control Ciudadano advirtió sobre el riesgo que supone para la región el aumento de las tensiones entre Venezuela y Guayana. Según Rocío San Miguel, directora de la organización no gubernamental, con el despliegue militar Venezuela «está mostrando sus dientes» y exhibiendo su capacidad operativa. La situación es a su criterio preocupante por la combinación de varios factos, entre ellos la existencia de «dos países con fronteras sin delimitar, efectuando ejercicios militares en simultáneo en torno al área en disputa», la presencia «de una potencia militar extra-continental» y la ruptura de acuerdos de Argyle, lo que representa «un retroceso en el compromiso de la buena vecindad, la convivencia pacífica y la unidad de América Latina y el Caribe».