Jack Grealish se ha convertido en la última víctima de la larga lista de futbolistas que son asaltados en su propia casa. Ha sido este miércoles 27 de diciembre, mientras se encontraba jugando un partido contra el Everton a domicilio. Pero los que sí estaban en la vivienda eran sus familiares, que se llevaron un susto de muerte.

Entre ellos, sus padres, dos hermanas y su hermano y ¡hasta su abuela!. Todos se encontraban, precisamente, siguiendo el encuentro por televisión cuando escucharon unos ruidos sospechosos en el piso de arriba. Pero es que, además, sus perros comenzaron a ladrar como locos alertando de que, efectivamente, algo no iba bien. 


A pesar de ello, los ladrones lograron hacerse con un botín de joyas y relojes valorado en un millón de euros y escapar del lugar: «Nadie resultó herido pero hubo mucho pánico. Todos estaban aterrorizados porque eran muy vulnerables. Es una propiedad enorme, por lo que es comprensible que al principio nadie oyera nada. También era la primera vez que la familia nos visitaba, por lo que no estaban familiarizados con la propiedad», ha explicado una fuente cercana a la familia al diario británico ‘The Sun’.

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Y ha continuado: «Cuando los perros se volvieron locos y pudieron oír a la gente arrastrándose, presionaron la alarma de pánico de seguridad. Una unidad de emergencia respondió de inmediato, con varios coches de policía y un helicóptero desplegados. Al principio temieron enfrentarse a una situación de rehenes o algo peor», ha contado. 

Afortunadamente, todo quedó en eso, daños materiales. Ayer, el futbolista fue visto junto a la Policía peinando los alrededores de la mansión en busca de pistas que les ayuden a encontrar a los ‘cacos’.