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El PSOE insiste en que el apoyo a Bildu en Pamplona es una decisión «local» y sin «traslación» a otros territorios

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La moción de censura en Pamplona ya es un hecho. El alcalde, desde este 28 de diciembre, es Joseba Asiron, de EH Bildu, y gracias a los votos de cuatro concejales del Partido Socialista de Navarra (PSN-PSOE). La cúpula autonómica del partido y Ferraz cruzan una línea que siempre dijeron que no atravesarían, un movimiento que explican por la «parálisis» en la que estaba sumida la capital de Navarra por la «soberbia» y falta de «diálogo» de su hasta ahora regidora, Cristina Ibarrola, de Unión del Pueblo Navaro (UPN). Una decisión, insistían este jueves desde el Gobierno y desde el PSOE, puramente «local«, que no tendrá «traslación» a otros territorios. Es decir, que no anticipa que pueda llegar a ser lehendakari, tras las próximas elecciones autonómicas vascas, previstas para primavera, el candidato de la izquierda abertzale, pero que tampoco supondrá la caída, vía moción de censura, de otros alcaldes de UPN sostenidos por los socialistas.

«Es una decisión de ámbito local en el Ayuntamiento de Pamplona», ratificó en declaraciones a los medios la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, en la sede de su departamento, en Madrid. La ministra recordó que su partido se presentó a las municipales de mayo en la ciudad con voluntad de ganar los comicios, pero no fue así, y asumió que pasaba a la oposición. Primero se abstuvo, con lo que fue elegida alcaldesa Ibarrola, al ser la representante de la lista más votada. «Pero llevamos meses viendo cómo el inmovilismo de la pasada legislatura ha permanecido durante estos meses», en los que se ha visto «la incapacidad de la alcaldesa para llegar a acuerdos con todas las fuerzas políticas, especialmente con el Partido Socialista». Y su partido defiende que un consistorio ha de dar «respuesta» a los problemas de los ciudadanos.

Alegría recordó que no se aprueban presupuestos municipales desde 2021, cuando los respaldó el PSOE —Ibarrola había renunciado a presentar este mes los de 2024—, por lo que la localidad, con UPN al frente, estaba «paralizada, sin ningún proyecto». Eso explica, dijo, la moción de censura consumada este jueves, un «instrumento democrático de ámbito local».

La portavoz invitó entonces a Ibarrola y a su partido, UPN, a hacer «autocrítica» y a reflexionar sobre su «soledad». «Lo que sí que voy a pedir es que el señor [Alberto Núñez] Feijóo y especialmente UPN abandonen la política del señalamiento, del insulto y de la crispación«, defendió. Y es que los socialistas navarros se han quejado de lo que entienden como un hostigamiento de los regionalistas navarros, socios del PP, hacia sus cargos públicos, hasta el punto de que Tomás Rodríguez, el concejal del PSN que iba a sustituir a la ministra de Inclusión, Elma Saiz, renunció a su acta por los «constantes señalamientos, ataques y presiones» por parte de UPN.

«Incapacidad y soberbia»

Fuentes de Ferraz celebraron que este 28 de diciembre se inicie «un nuevo camino en Pamplona para recuperar la actividad propia de un Ayuntamiento paralizado por la incapacidad y la soberbia de UPN, que mantenían al Consistorio sin presupuestos desde hace años y sin posibilidad de aprobarlos para el año siguiente». El PSOE subraya que «la derecha no ganó las elecciones en Pamplona«, puesto que UPN (9) y PP (2) sumaron 11 ediles, por los 16 de EH Bildu (8), PSN-PSOE (5), Geroa Bai (2) y Contigo Zurekin (1), así que el nuevo equipo de gobierno, en el que no estarán los socialistas, «cuenta con un apoyo del pleno cercano al 60%».

En la cúpula de Pedro Sánchez sostienen que hacen el «ejercicio de responsabilidad» de tumbar a Ibarrola y apoyar a Asiron «por los ciudadanos de Pamplona, que merecen un Ayuntamiento que se preocupe de las cuestiones cotidianas que les afectan». Recalcan que «es un acuerdo basado y circunscrito a la política local, sin traslación a otros territorios«. La precisión no era gratuita, dada la proximidad de las elecciones vascas, en las que el PSE ya ha anticipado que no hará lehendakari al candidato de UPN y donde se da por hecho la continuidad del pacto con el PNV. También Ramón Alzórriz, el número dos de la presidenta foral, María Chivite, encapsulaba el acuerdo a la capital navarra en una entrevista en la Cadena SER: «Los votantes socialistas lo entienden y yo he notado mucho apoyo. Repito que este pacto solo es para Pamplona y no se extiende a otras localidades ni gobiernos» en los que el PSN sostiene a UPN.

Por eso los socialistas reclaman a los regionalistas, al PP «y a sus socios ultras»
que «respeten la libertad de cada ayuntamiento para formar su equipo de gobierno, sobre la base democrática de los votos de los ciudadanos». «Parece que al PP y a UPN solo les vale esta fórmula cuando ellos gobiernan«, remarcan. El PSOE también pone en valor que el acuerdo firmado con Bildu incluye el «respeto y reparación a las víctimas del terrorismo, así como que cualquier acto que suponga un agravio para ellas no tiene sitio en Pamplona». Ello «hace de la ciudad un lugar mejor y acaba con años de atasco institucional».

Ferraz, igual que el Gobierno, reclama a las derechas que cesen «toda violencia verbal contra los socialistas». «No es de recibo la catarata de insultos que hemos recibido, de mal gusto e impropios, de quienes dicen aspirar a gobernar. Les pedimos que articulen su descontento por perder el sillón por vías serias y respetuosas como los cauces democráticos, y abandonen la hipérbole, el insulto y el señalamiento a los que pensamos diferente a ellos», culminan. 

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