La revista ‘Jot Down Sport’ ha recuperado durante estas fechas navideñas una amplísima entrevista que le hizo en el año 2018 al actual entrenador del Sevilla, Quique Sánchez Flores, en la que repasa toda su trayectoria futbolística. En un momento concreto, Quique se refiere a Fernando Alonso para hablar de su experiencia en el banquillo del Espanyol.

Sobre el club perico, decía entonces que «pude haberme ido antes, lo pensé, pero no lo hice. La toma de decisiones es muy importante en un entrenador. Yo me siento muy identificado con Fernando Alonso. Todos los colegas reconocen que es un buen piloto, a mí me pasa lo mismo, me dicen que soy bueno. El motor de Alonso no es suficiente, y a mí me pasa igual. Watford no lo es, el Espanyol tampoco. Me siento corto de motor. Luego siento pasión por mi trabajo, pero eso no es suficiente si no tengo las herramientas».

«El motor de Alonso no es suficiente, y a mí me pasa igual. Watford no lo es, el Espanyol tampoco. Me siento corto de motor»

Y añadía que «proyectos incumplidos tengo un montón. El Espanyol me hizo un proyecto perfecto, once jugadores nuevos, pero luego, cuando hablamos de Banega, Albiol, Valero, Mariano y Darder, al final solo vino Darder. Y me dijeron: «Es que ya no tenemos dinero». Pues… así te quedas estancado».

Quique insistía en que «por eso empatizo con Alonso, porque ha tomado malas decisiones y yo también, creo que desde que me fui del Atlético de Madrid a Emiratos Árabes tomé malas decisiones. Me precipité, me fui a Emiratos, a un proyecto de ocho meses y me quedé tres años. Luego con el Watford volví al mercado, pero me fui al Espanyol a un proyecto que se estancó en un año. Volví a decidir mal».

«Debería tener más capacidad para entender los proyectos, distinguir cuándo es un proyecto fantasma»

El entrenador sevillista continuaba diciendo en aquel 2018 que «debería tener más capacidad para entender los proyectos, distinguir cuándo es un proyecto fantasma. La sensación de estancamiento es lo peor que te puede pasar. Este es el primer año como entrenador que tengo sensación de frustración. El año pasado teníamos el objetivo de no bajar y quedamos octavos, pero como se vendió mal el proyecto, todavía había gente quejándose de que no habíamos entrado en Europa«.

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A su juicio, «ellos no cumplieron con su parte de lo que iba a ser el proyecto, no me trajeron lo que habíamos quedado que iban a traer, pero nadie salió a dar la cara por el proyecto, a decir que el objetivo ya no era el mismo dadas las circunstancias. Como la cara visible era yo, fui yo el que quedó como un conformista. Se lo dije: «Me vais a hacer como a Pochettino, quemarme al máximo y al final, echarme». Se lo escribí en un papel en la reunión: «Pochettino y Quique«».

«Me vais a hacer como a Pochettino, quemarme al máximo y al final, echarme»

Finalmente, explicaba que «el punto de inflexión vino con el nombramiento de Óscar Perarnau que, por lo que sea, que no lo sé, hizo que Mr. Chen ya no tuviera ningún tipo de conexión con el director deportivo y el entrenador. Todo lo que el primer año eran conversaciones cada quince días, videoconferencias, este año desapareció. Todo se quedó entre ellos y lo percibieron hasta los propios jugadores, que la fuerza de su entrenador no era la misma. No se puede hacer que los proyectos parezcan lo que no son. Llegué a un equipo que había recibido setenta y cuatro goles, cambiamos la columna vertebral y recibimos treinta menos, pero…»