Ester Muñoz (León, junio de 1985) acaba de estrenarse como diputada, pero ya se perfila como una de las oradoras que más protagonismo va a acaparar en la bancada del PP durante esta legislatura. Alberto Núñez Feijóo le ha dado galones al incorporarla a la dirección nacional del PP. como vicesecretaría de Sanidad y Educación. 

Una de sus misiones consistirá en marcar de cerca al ministro de Transportes, Óscar Puente, con el que ya ha mantenido agitadas polémicas en las redes sociales. Dada su condición de leonesa, hace tiempo que Ester Muñoz decidió salir al paso de cada iniciativa o intervención del exalcalde de Valladolid que consideraba contrarias a los intereses leoneses.

En el arranque de la legislatura ya le cantó las cuarenta en la primera sesión de control al Gobierno. «Señor Puente, toda España ha visto que es usted un feminista de boquilla y un machista de libro, yo reconozco que no estoy sorprendida porque llevo a gala llevar muchos años bloqueada por usted. Es verdad que tengo tres de las condiciones que usted más detesta: soy mujer, soy de derechas y además soy leonesa», le espetó. 

Después, remató: «Deje Twitter y póngase a trabajar, póngase ya. Deje de culpar de todo a todos, es su responsabilidad como ministro de Transportes vertebrar a su país, los españoles no se merecen pagar el sueldo de un personaje circense a tiempo completo y de ministro a tiempo parcial. Así que póngase a trabajar, que para eso le pagamos».

Esa primera actuación en el Congreso cayó a plomo sobre los sillones a azules del Gobierno por su audacia. No es una recién llegada a la política nacional. Como senadora, la legislatura pasada, con 32 años, consiguió viralizar un encendido discurso contra los independentistas catalanes que puso en pie a la bancada del PP.  

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Sobre el papel que desempeña Óscar Puente en el Gobierno de Pedro Sánchez, Ester Muñoz lo tiene claro: «Es esa persona que se pasa el día diciendo burradas para distraer a la gente, que divierte a su bancada, pero que con un fuego tapa el fuego anterior», declara a EL ESPAÑOL.

«Puente se siente cómodo en ese registro, no tenemos que caer en la trampa de sus provocaciones continuas. Su misión es distraernos de lo que está haciendo el Gobierno de España», añade.

Vocación política  

Hija de padre empresario y madre médico, en su casa siempre hubo interés por la vida pública. Mientras sus hermanos y primos iban en busca de diversión tras las comidas familiares, ella, desde niña, se quedaba en las largas sobremesas sobre política con sus mayores, para empaparse de todo. 

«A mí desde pequeña me ha gustado la política. En mi familia siempre se ha hablado mucho de política, aunque nadie se dedica a ella. Eso sí, vengo de una familia muy implicada, con muchos valores, que me ha enseñado a luchar por lo que creo: el valor del trabajo, de la capacidad, del mérito, de esforzarme», explica. 

Un preludio de lo que estaba por venir fue su primera elección democrática: como delegada de clase en el colegio. Después, dio un paso más. Estudió Derecho. Finalizadas las prácticas en un despacho, apostó por cumplir con su vocación y empezó a trabajar en el Partido Popular. Aunque estuvo afiliada a Nuevas Generaciones, nunca tuvo un cargo en la organización juvenil. 

Las entrañas del PP de Mariano Rajoy las conoció de arriba abajo en su primer trabajo, bajo la batuta de Carlos Floriano. Su primer empleo fue como jefa de Gabinete del extremeño, en aquellos tiempos en los que llevaba la vicesecretaría de Organización. Una década más tarde, es ella la que toma asiento cada lunes en la planta noble de Génova, con el mismo rol de vicesecretaria. 

De su mano cuelgan los asuntos de Sanidad y Educación, dos áreas que por su experiencia política conoce bien. En su currículum cuenta con haber sido delegada de la Junta de Castilla y León en León, y haber trabajado en el gabinete de Alfonso Fernández Mañueco, presidente de la región que mejores índices de educación registra en toda España. 

En el mes de noviembre, diez minutos antes de entrar a un Pleno en el Congreso, le sonó el teléfono. Feijóo le pedía dos cosas: que se fuera con él a Génova y que llevase «dos asuntos muy importantes». Ester Muñoz defiende que «los servicios públicos son la columna vertebral del Estado». Las dos competencias que dirige, Sanidad y Educación, están cedidas a las Comunidades Autónomas. 

Su misión en Génova, en la etapa de mayor poder territorial del PP, tendrá especial relevancia. De ella dependerá la coordinación de los consejeros autonómicos de Sanidad y Educación de once comunidades y dos ciudades autónomas. Además, de forma paralela, se medirá en el Congreso a las ministras que llevan esas carteras, Pilar Alegría y Mónica García. Eso sí, sin olvidar a Óscar Puente.