El expresidente de la Generalitat, José Montilla, defiende a capa y espada la estrategia del presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, de impulsar la Ley de Amnistía a cambio de seguir en el poder. Para el que fuera líder del PSC, «rebajar la tensión y devolver a la política lo que no debería haber salido nunca de la política» es «el camino correcto».

En una entrevista este domingo en el diario ElNacional.cat Montilla ha advertido sobre los intentos «que hay y que habrá para dinamitar este proceso de reencuentro y reconciliación».

Así ha definido los pactos con los que Pedro Sánchez procederá al borrado de todos los delitos cometidos en el marco del proceso soberanista en Cataluña, permitiendo que Carles Puigdemont, prófugo de la justicia, regrese a España como si nada hubiera ocurrido.

Según Montilla, esos «intentos» provienen de lo que él define como «actores muy activos y con poder» del entorno político y social de PP y Vox.

Cuando se le pregunta acerca del expresidente del Gobierno Felipe González como uno de esos actores que quieren «dinamitar» los acuerdos entre el Gobierno y los independentistas, Montilla le aleja de ese grupo. «En sus manos no está dinamitarlo. Son otros. Felipe González fue presidente del gobierno hace muchos años. Su voz todavía hay gente que la escucha, hay otros que no, no es una persona conocida por las nuevas generaciones».

El expresidente también ha criticado el pronunciamiento de los jueces sobre la amnistía que borraría las sentencias emitidas sobre los delitos cometidos en los últimos años por los que participaron del procés. «Los jueces tienen que hablar con sus sentencias, con los procedimientos que en un determinado momento se abren, sobre la base de denuncias o de querellas».

«Posicionar políticamente sobre leyes que todavía no están aprobadas, que ni se habían presentado, es un poco esotérico», califica Montilla a los jueces. «Francamente, sorprendente. Hay otros países en que eso no lo veríamos. Se puede discrepar de una ley. Pero ellos, que tienen que aplicarlas, es un poco sorprendente que tomaran esta decisión. Lo digo con todo el respeto, sobre la base que yo creo en la separación de poderes, en la independencia judicial, y me consta que en la justicia hay también grandes profesionales.

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Pese a la supresión de delitos, Montilla no ve problema alguno en el camino escogido por el Gobierno. «La amnistía es coherente con el camino que se empezó a transitar la legislatura pasada con la creación de la mesa de diálogo y los indultos».

Por ello, prosigue, «hay que relativizar también su papel. Es lo que pasa normalmente a todo los ex. Me preocupan los actores que hay hoy en la política y en la sociedad, que son elementos, digamos, muy activos y con poder para tratar de hacer descarrilar esto».

Causas abiertas

Si no se aprobase la Ley de Amnistía, Montilla lamenta que en los próximos años vayan desfilando hacia el interior de las prisiones nuevos condenados. Entre ellos los CDR que llegaron a fabricar explosivos, los miembros del Tsunami Democratic que querían asaltar el Parlament de Cataluña y los integrantes del llamado CNI catalán.

Con las causas que se instruyen en estos momentos, teme Montilla, «dentro de uno, dos, tres años de manera escalonada podrían entrar en la cárcel otra vez cuatro, doce o veinte personas. ¿Esto sería bueno para superar la división entre catalanes? Yo creo que no», concluye.

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Montilla opina también en la misma entrevista que «los problemas políticos» se tienen que resolver de forma política. «Aquí no hubo diálogo. No hubo propuestas para encauzar una situación por parte del gobierno del Estado y hubo una actitud de prescindir del ordenamiento jurídico por parte del gobierno de Cataluña. Eso, entre otras cosas, comportó que al final un problema político acabó en manos de los jueces. Y eso no es bueno».

«Un error»

Para Montilla, el procés fue un gran error, y advierte que, antes de querer hablar de un referéndum con el Estado, el independentismo tendría que buscar un consenso al respecto en Cataluña. «Hemos retrocedido. Y, además, hemos sacado una cosa que afortunadamente se va superando, que es una división social, una cierta fractura en torno a este tema en la sociedad catalana».

El expresident no niega, eso sí, que este pacto llega cuando Pedro Sánchez más ha necesitados sus votos en la Cámara Baja.»Evidentemente, está la necesidad de contar con una mayoría parlamentaria para una investidura y para desplegar una agenda de gobierno. Pero hay esto que para mí es básico, que tiene relación con la convivencia y que tiene un interés que va más allá de la legislatura y de lo estrictamente coyuntural, si queremos abordar los problemas de fondo de la relación entre los gobiernos de España y de Cataluña».