Me cuido, de lo contrario no podría con esta profesión, que exige mucho físicamente. Hago espectáculos en los que estoy dos horas en el escenario a tope, así que voy al gimnasio semanalmente.

Muchos, sobre todo para la salud mental. A más de uno le irá bien un exorcismo. Hay que relajarse un poco entre tanto dichoso enfrentamiento.

Desde luego, porque la sonrisa, la risa, crea un gesto en la cara que todo es a favor. Lo que nos hace feos es estar todo el día remugando.

Con tanta obra en el Passeig Marítim quizá el público no encuentre la entrada del Auditorium.

Que vengan con tiempo, que se lo tomen con calma, pero aun así llegarán. Mi público siempre responde. Ya son 19 años en el Auditorium, 27 con de Especiales de Navidad, y el público ha estado ahí desde el primero. Su fidelidad me hace feliz.

Ahora que ha recuperado los 100 kilómetros por hora, ¿la Vía de Cintura le sigue inspirando?

La Vía de Cintura me inspira muchísimo, y estaba deseando que quitaran la limitación de 80 Km/h porque cuando volvía de Cala Gamba se me hacía muy larga.

El Café Cala Gamba está de celebraciones: 30 años ya. ¿Sigue llenando la sala?

Sigo. Este ha sido un año maravilloso, el espectáculo que he tenido en cartel, Abuelito dime tu, ha funcionado como un cohete, hasta el punto de que igual lo alargo un poco en 2024.

Divinamente. Siempre he llevado muy bien las edades que he tenido. Además tengo la sabiduría que dan los años, y eso ayuda mucho a sobrellevarlo todo.

Agustín El Casta B.RAMON


¿También ha hecho un pacto con el diablo, como sus Satánicas Majestades?

Como yo, los Rolling Stones llevan ahí toda la vida, son de la Edad de Piedra, y en ambos casos hemos hecho un pacto con el diablo, por lo menos con algún dimoni. Para los años que llevo a mis espaldas, insisto, me encuentro genial, y eso que me he desgastado mucho. Gracias a la medicina y la química me mantengo maravillosamente.

Otro que cumple 30 años es el túnel del Sóller.

Sí, y le haremos un pequeño homenaje porque se lo merece. No hay que olvidar que lo hizo Lorenzo Llamas. 30 años del túnel de Sóller y 50 de la película El exorcista. El túnel de Sóller se le hizo muy largo a Lorenzo Llamas. Son recuerdos muy oscuros.

El túnel de Sóller es gratuito. ¿Qué les diría a quienes reclaman que la cultura debe ser gratuita?

Que gratuito no hay nada. Lo que hay que lograr es una oferta atractiva, que el público vaya por su cuenta, y no hace falta tanta subvención ni tanta historia.

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Botifarró. ¿Nuestro embutido puede combatir al diablo?

Hombre, un botifarró sirve para cualquier cosa.

¿Qué tiene El Casta de ‘dimoni’?

No tengo un solo dimoni, hay veces que tengo hasta siete dentro, pero están todos controlados. El Casta ha sido muy dimoni a lo largo de su vida y ha disfrutado con mucho gusto de un infierno maravilloso, que es la noche de la ciudad de Palma. Por lo demás soy un buen chico.

¿La política tiene algo de diablo?

La política tiene mucho de diablo y además está enturbiando mucho las relaciones de la gente. Yo soy hijo de la Transición y veo que últimamente parece que alguien ha decidido encender antorchas. A mí no me gustan los desfiles de antorchas. Tendríamos que ir hacia el entendimiento. Los griegos decían que la política es el arte de facilitar y hacer feliz a la gente. Ahí tendrían que ir los políticos, y no a dar tanto la vara como dan, porque están muy pesados.

Agustín El Casta, en el Auditorium B.RAMON


Muchos ven a Puigdemont como el satanás catalán.

Posiblemente tenga un poco de satanás, pero no es el único. En ese infierno cabe mucha gente, él, desde luego.

¿Considera la amnistía un ejercicio propio del Maligno?

Hay muchas cosas además de la amnistía que están creando enfrentamientos entre la gente, y sí, posiblemente sea obra del Maligno. Pero nunca olvides que es Navidad, y la Navidad es para entenderse, para perdonar, y que la luz de la Navidad guíe nuestros pasos. Alerta… con la política.

¿Usted solo se arrodilla ante Dios, como los de Vox?

El Casta ahora mismo tiene un poco de artrosis en las rodillas. Cuando Lorenzo Llamas fue a pedirle ayuda a la Virgen de Lluc no se puedo arrodillar. No tengo nada que ver con Vox ni con ese tipo de cosas de arrodillarse. Esta expresión tampoco es de ellos, es muy antigua, seguramente de la Edad Media.

¿Quiénes son sus dioses de la comedia?

Me sabría mal dejarme alguno pero nunca te olvides de que yo tuve la suerte de conocer a Gila. Si tengo un dios ese es Chufo Llorens, mi maestro, un novelista de éxito. Él me enseñó los mimbres de esta profesión.

Desvele pues el secreto: ¿cómo se mantiene uno más de tres décadas sin caerse del trono del humor?

Con el humor de lo cotidiano, que es el mío. Ese es mi secreto. La gente se siente representada en lo que hago, les pongo un espejo delante y no hay nada más saludable que reírse de uno mismo. Si hubiera elegido el humor político seguramente ya estaría descatalogado. El humor político me parece de una pesadez… Lo del humor cotidiano lo intuí viendo Amadeus, la película de Milos Forman. Decía Mozart que le interesaba más lo que le contaba su peluquero que las historias místicas.

¿Por qué ha elegido Lloseta para un ejercicio de exorcismo?

Porque el que hará el exorcismo es el cardenal de Lloseta, uno de mis personajes de última hornada que me está dando muchas alegrías. Tiene aristas que no había yo trabajado antes, relacionados con la tradición cristiana. Este cardenal solo tiene por encima al Papa.

¿Qué le rogaría al Papa?

Que piense que hay otras selecciones al margen de la argentina.