Hace 30 años Papá Noel llegó a Toro cuando una familia decidió traer a este personaje navideño a su celebración familiar, donde cenaban junto con toda su familia. Con el paso de los años, y gracias a una gran expectación, al año siguiente se decidió extender al resto de vecinos, amigos y familiares: en ese momento es cuando comenzó el acto público de la visita de Papá Noel en la puerta de la tienda «El Ajuar».

Foto de hace 30 años, cuando se estaba montando la deocración.| Cedida.


Tras muchos años de alegría, ilusión, trabajo y pasión, Papá Noel dice adiós a su aventura en la puerta del «El Ajuar» mañana, 24 de diciembre, desde las 17.30 horas; una decisión que ha costado tomar y que los organizadores definen como «muy difícil». «Todo tiene un principio y un final. La decisión no ha sido nada fácil, pero llega el momento de ser realista y de que la familia a la que hemos tenido sacrificada todos estos años pueda disfrutar de una tarde sin sobresaltos y sin preocupaciones», resaltan los organizadores.

A lo largo de todos estos años el acto ha sido un lugar de reunión para los ciudadanos de la localidad cada 24 de diciembre; siempre se ha intentado añadir y meter cosas nuevas, como la música, decorados, la aparición de personajes infantiles, como el caso de Mickey Mouse, además de fotografiar a los pequeños que se suben a las rodillas de Papá Noel para poder congelar ese gran momento durante toda su vida. Los organizadores destacan de todo este tiempo la gran acogida desde el primer momento y la que sigue tendiendo. «Recibimos felicitaciones de muchísima gente de Toro y de muchos puntos de España que, por las navidades, acuden a Toro y se sorprenden por el montaje que se encuentran a nivel particular, sin ayuda institucional. Esos reconocimientos son los que nos dan fuerzas y ayudan para haber estado tantos años celebrándolo», señalan.

Con tristeza y nostalgia, el 2023 pone fin a una celebración tan querida por los toresanos; por ello, esta última edición cuenta con una gran despedida de fuegos artificiales que culminará el día en el que los más pequeños hacen la gran cola para saludar a Papá Noel y que les entregue sus regalos. Además, también estará un grupo de elfos y Mickey Mouse para animar más el ambiente, además de un photocall para fotografiar el momento.

Después de tantos años de celebración, puede resultar complicado quedarse con un momento o experiencia, por ello, los organizadores del acto resaltan varias: una de ellas es que, durante estos 30 años, no ha habido ningún parón, ya que incluso durante los años de pandemia Papá Noel ha estado presente y ha entregado los regalos a los pequeños a través de videollamadas. Otra de las anécdotas «más bonitas y emocionantes» es cuando los pequeños deciden renunciar a sus juguetes para que se los lleven a niños de países en guerra o en pobreza, o aquellos que piden el deseo a Papá Noel de que «les llegue un beso a algún familiar recientemente fallecido», narran.

A parte de estas anécdotas que llegan al corazón, otro de los aspectos que más ilusión les hace a los organizadores, tras 30 años, es ver crecer a las generaciones que desde niños han acudido a la cita con Papá Noel; y es que, tras estas tres décadas, «vienen padres que estuvieron sentados cuando eran pequeños en las piernas de Papá Noel, con sus hijos», detallan.

Desde la organización agradecen todo el trabajo de todas y cada una de las personas que han colaborado y han ayudado durante todos estos años: «a Frutas Marcos, a Quique, a Paco «caja», Vacillo, Oscar PQ y su grupo de Elfos, a Rurro, a Amador, y, por supuesto, a José Zamorano incansable en esas tardes de frío, inmortalizando con su cámara a todos los niños de Toro. Sin ellos toda la magia habría sido imposible«, recalcan.

Y es que mañana se pone fin a una etapa de alegría e ilusión por repartir magia a cada uno de los pequeños y mayores presentes en el acto, que comenzó con un tablado realizado con cajones, «con un sillón y con una flor de Pascua»; una época que quedará, para siempre, guardada en cada pequeño que hacía la cola y esperaba, deseoso y nervioso, subirse a las piernas de Papá Noel durante estos 30 años. Un evento que, como recalcan los organizadores, se ha podido llevar a cabo durante tanto tiempo gracias al apoyo familiar.