Este pasado 21 de diciembre tuvimos que lamentar la muerte de dos de nuestros militares, mientras realizaban unas maniobras militares de tareas básicas en el embalse de Ovejo, en Sierra Morena. Se advirtió de su desaparición y, horas después, aparecieron sus cuerpos muertos. Una desgracia y una triste noticia por la que mandamos nuestras condolencias a su familia.

Es, sin lugar a dudas, un caso muy complicado, ya que hay ciertas complejidades que lo rodean. Es por lo que le preguntamos a Nacho Abad, en Fin de Semana. El periodista y criminólogo aseguraba que, frente a este caso y otro que tenía que comentar, estaba «bastante irritado y con algo de ira».

Él mismo contaba que las maniobras en las que murieron estos dos miembros del Ejército comenzaron sobre las 6 o 7 de la mañana, y que el ejercicio por el que murieron consistía en uno de flotabilidad. Es decir, cruzar el pantano y que floten con todo el material. Lo hicieron en un pantano de 9 o 10 metros de profundidad, con aguas turbias y de noche, por lo que el rescate fue todavía más complicado.

El caso que más ha irritado a Nacho Abad