Una mujer ha sido condenada a penas que suman dos años y dos meses de cárcel por maltratar a su marido de forma habitual durante más de una década en Artà (Mallorca), donde convivían con sus cuatro hijos menores. La acusada, de nacionalidad inglesa, sometió a su pareja a un «continuo trato gravemente humillante y vejatorio», con insultos y agresiones físicas. La mujer le amenazaba además con llevarse a sus hijos a Inglaterra. La sentencia refleja que el hombre presenta secuelas psíquicas y estrés postraumático, por lo que sigue bajo tratamiento.
La magistrada considera a la mujer autora de un delito de maltrato habitual, por el que le impone un año y medio de cárcel, y otro de lesiones en el ámbito familiar, penado con otros ocho meses de prisión. Además, condena a la acusada a indemnizar a su exmarido con 5.000 euros por los daños morales y le prohíbe acercarse o comunicarse con él durante siete años.
La pareja convivió en Artà entre 2009 y enero de 2021 junto a sus dos hijos comunes y otros dos que tenían de relaciones anteriores. La sentencia del juzgado de lo penal número 1 de Palma declara probado que la mujer, «con la intención de quebrantar la salud mental y física» de su marido lo sometió a graves vejaciones y humillaciones. La acusada insultaba constantemente al hombre, llamándole «subnormal, imbécil, gilipollas, tonto, hijo de puta, gordo» y diciéndole que le daba «asco» y que era «un mierda». Además de estos ataques verbales, la mujer también agredía físicamente a la víctima, con zarandeos, bofetones en la cara, arañazos y agarrones en el cuello.
También era habitual que la mujer le tirara objetos del mobiliario de la vivienda. En una ocasión, señala la sentencia, le tiró sobre la cabeza un vaso de agua en presencia de sus hijos menores. La mujer lanzaba amenazas contra su marido, asegurándole que se llevaría a los niños a Inglaterra, «con la intención de amedrentarle», detalla la magistrada.
«Situación de tiranía familiar»
Esta situación se prolongó hasta el 4 de enero de 2021. Esa madrugada, durante una discusión, la mujer le dio varios puñetazos en la cara a la víctima y lo agarró del cuello, mientras le decía: «Vete de aquí, no te aguanto». A continuación, tiró su ropa por la ventana y le espetó que se fuera de la casa y no volviera. Tras esta última agresión, el hombre acudió a un centro de salud, donde comprobaron que presentaba algunas lesiones leves. Tras revelar a su familia los malos tratos que llevaba años sufriendo, presentó una demanda de divorcio y una denuncia por las agresiones y humillaciones.
La acusada, para quien la Fiscalía reclamaba cuatro años de prisión, negó todas las acusaciones en el juicio celebrado hace unas semanas. Pero la jueza considera que existen pruebas suficientes para considerar acreditados los hechos denunciados. La magistrada se basa, además de en el relato del hombre y sus allegados, en cinco informes de psicólogos y psiquiatras que han tratado a la víctima en los últimos dos años.
La sentencia concluye que la mujer impuso una «verdadera situación de tiranía familiar» que provocó que el hombre no denunciara los hechos hasta pasados muchos años del inicio de las vejaciones.
Apunta además a la «dependencia emocional» que la víctima tenía de su mujer, que le llevó a soportar durante más de una década las «constantes humillaciones y vejaciones».
El fallo, dictado esta semana, no es todavía firme y puede ser recurrido ante la Audiencia Provincial de Palma.