Con la prudencia obligada en este tipo de situaciones, y a la espera de que los expertos lean y sobre todo, interpreten su contenido, la primera impresión tras la lectura de la sentencia por parte del Tribunal de Justicia de la Unión Europea es que el máximo tribunal del continente ha otorgado un triunfo histórico a los impulsores de la Superliga. Y lo ha hecho a través de una sentencia que puede remover los cimientos del fútbol como lo hizo, hace años, la ‘ley Bosman‘.

A partir de ahora se abre un nuevo horizonte en el fútbol europeo que, en un lapsus de tiempo todavía indeterminado, puede dibujar un panorama radicalmente nuevo con respecto al de los últimos años.

Y sobre todo, levanta la barrera a los clubs que se mostraban reacios, por la inseguridad legal en la que parecía moverse el proyecto, a sumarse a esta iniciativa. El dinero, poderoso caballero en este mundo del fútbol, puede acabar de convencer a muchos de las ‘bondades’ de una Superliga que Javier Tebas, presidente de LaLiga, no ha tardado en volver a criticar, cuando la lectura de la sentencia estaba todavía muy caliente.

Le guste o no al ‘jefe’ de la patronal de clubs, el fútbol europeo entra en una nueva dimensión tras una sentencia histórica. La Superliga puede seguir avanzando. Habrá que ver hasta dónde llega. O la UEFA se aviene a negociar un nuevo sistema de competición y una redistribución de los ingresos o el modelo que hasta ahora conocíamos como Champions League puede quedar reducido, al amparo de la ley, en una competición menor.