El presidente de Benín, Patrice Talon, ha cambiado su postura respecto de las relaciones bilaterales con Níger, país vecino y cuyas fronteras están cerradas desde julio de este año, cuando se produjo el golpe de Estado, y ha manifestado su «deseo» de normalizar las relaciones bilaterales entre ambos.
Talon ha expresado este jueves su «deseo de que se restablezcan rápidamente las relaciones entre Benín y los países donde se han producido golpes de Estado que han cuestionado los procesos democráticos», según ha señalado en su discurso anual ante los diputados sobre el estado de la nación.
«Todo demócrata convencido debe condenar la toma del poder por la fuerza de las armas. Lo hicimos expresando nuestra desaprobación, manteniéndonos así alineados con los valores de nuestro país, pero también alineándonos con los organismos regionales, subregionales y continentales, así como con la comunidad internacional», ha declarado, en referencia a la autorización que aprobó para el despliegue de tropas en caso de una potencial intervención militar regional.
No obstante, el mandatario ha remarcado que «nunca ha querido o deseado que las sanciones impuestas por las autoridades comunitarias o internacionales tuvieran el efecto de complicar la vida cotidiana de las poblaciones, de hacerles al vida aún más difícil». «Por esta razón, nuestra diplomacia no ha dejado de enviar, discreta y repetidamente, mensajes a estos países hermanos, en particular a Níger», ha aseverado.
Para Talon, «hay un momento para negociar, un tiempo para exigir y otro para hacer balance, incluso tomar nota», pero ha pedido que, para ello, sus «interlocutores desempeñen su papel tranquilizador» expresando sus intenciones y expectativas. Como considera que «todavía no es el caso», significa «que la pelota está en el tejado de las autoridades de facto».
A la junta militar de Níger le ha exigido «pruebas de su voluntad de discutir» y de escuchar «las preocupaciones legítimas de la comunidad a la que pertenece su país». «De lo contrario, sería un cheque en blanco otorgado a cualquier que quisiera utilizar armas para desestabilizar a nuestros Estados y poner en tela de juicio la democracia», ha argüido.
El Gobierno de Benín mostró a principios de agosto su disposición a enviar fuerzas militares a Níger en caso de que la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) decidiera implementar una intervención para restaurar el Gobierno depuesto del presidente Mohamed Bazoum, sumándose así a la postura de otros países de la región como Senegal, Nigeria o Costa de Marfil.
La posibilidad de una intervención por parte de la CEDEAO provocó que Malí y Burkina Faso, países bajo el control también de una junta militar, advirtieran de que tomarían dicha acción como una declaración de guerra y ayudarían a Níger a defenderse. De la misma forma, Guinea alertó de los males que traería consigo un conflicto armado y anunció también que no se sumaría a las sanciones.