“Si estás en Santiago y necesitas un respiro del torbellino prenavideño, encantado de que charlemos de arqueología, ciencia, emperadores y esclavos al lado de la Catedral”.Así tuiteaba el arqueólogo Marcos Martinón-Torres (Ourense-1977) sobre su visita al Museo das Peregrinacións, donde ayer habló como invitado del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) a través del Instituto de Ciencias del Patrimonio (Incipit).Antes, tras intercesión de Xosé-Lois Armada, responsable de la línea de investigación del Incipit, este licenciado en Historia por la Universidad de Santiago, atendió a EL CORREO. Catedrático Pitt-Rivers de Ciencia Arqueológica en la Universidad de Cambridge, y arqueólogo director de un programa de investigación en el Mausoleo de Qin en Xi’an, es el comisario de la exposición El legado de las dinastías Qin y Han. Los guerreros de Xi’an que ofrece el Museo Arqueológico de Alicante (MARQ), que ya hace un mes superó las 200.000 visitas.
“Venir a Santiago es volver a casa, siempre encuentro amigos. Esta visita es una buena manera de pasar del trabajo a las vacaciones”, explica Marcos Martinón-Torres, fan del baloncesto (“Del Real Madrid”) que se escapa al contragolpe al preguntarle sobre cuándo volverá a Galicia, respondiendo:“Cuándo diga mi mujer”.
¿Nos queda mucho por aprender de lo que se hace fuera?
Francamente, no. Es algo de lo que he hablado ante estudiantes ayer en la Cidade da Cultura. Me preguntaban: ‘¿Cómo estudiar en Inglaterra, hoy que está más difícil?’ Y les he dicho: para nada. Hace unas décadas, Inglaterra podía decir que tenía las mejores universidades y los mejores investigadores pero hoy hay muy buenos investigadores en otros lugares del resto de Europa y del mundo. En Inglaterra sí que hay más internacionalización, y es una suerte, pero hasta eso está cambiando porque ahora estoy en un centro gallego del CSIC de referencia internacional y hay investigadores de varios países, con lo cual, quienes estamos fuera no podemos dar por sentado que por estar en Inglaterra ya somos mejores, porque no, no es así.
¿Alude a que, tras desalentadores datos del ranking de universidades de Shángai y del Informe PISA, nos fustigamos demasiado?
Creo que sí. Siempre hay campo de mejora y hay que hacer autocrítica pero también hay que celebrar los logros y avances. En la arqueología, si miras los últimos 20 o 30 años de la evolución en España en las universidades y centros de investigación, se aprecia que no ha hecho más que mejorar, y mucha de la investigación que se hace en España es de calibre internacional. Hay cosas que se construyen a lo largo de varias generaciones, pero creo que la dirección es buena. No hay que dormirse en los laureles pero hay que celebrar los logros, porque los hay.
2027 es Año Xacobeo, ¿ha existido algún contacto para traer a Galicia la exposición de los guerreros de terracota de Xi’an? La Cidade da Cultura parece un buen lugar.
Me parecería una idea magnífica. Estoy de acuerdo, la Cidade da Cultura sería un lugar idóneo porque está la infraestructura, está el público y los recursos pero eso no está en mis manos. Yo ofrezco mi ayuda para organizarlo a quien lo desee pero requiere un esfuerzo logístico y de infraestructura gigante que tarda años en hacerse. La exposición de Alicante se empezó a organizar en 2018 con vistas a abrir en 2021 pero tardó más por la pandemia. Son negociaciones que tardan años, hay que cumplir muchos protocolos de seguridad, curaduría y muchos otros aspectos para que te presten estos objetos que han salido ahora de China por primera vez desde la pandemia. Galicia tiene los recursos, y si hay voluntad, estaré encantado en ayudar. Alicante fue a China para lograrlo porque había muchos museos interesados, y no era una competición española, era a nivel mundial.
¿Por qué cree que tiene tanto éxito esa muestra arqueológica?
Por muchos motivos, entre ellos porque los guerreros de terracota son un símbolo de la apertura de China al mundo desde que se encontraron en 1974, y son objetos cautivadores por su sofisticación técnica y y artística y su aura de misterio. Son objetos de una tumba y cuando uno se aproxima a objetos que son a escala pequeña tan sofisticados y al mismo tiempo tan grandísimos, de los que tenemos 8.000 guerreros, se nota el aura de misticismo ya que no fueron hechos para ser vistos con ojos de este mundo, fueron creados para ser vistos con ojos del más allá, y eso conquista al público.