Este jueves pasan a disposición judicial los detenidos en la última redada de la Policía Nacional contra el terrorismo yihadista. Agentes de la Comisaría General de información desarrollaron el pasado martes una operación antiterrorista en Melilla, con colaboración de autoridades policiales de la DGST, la marroquí Dirección General de Vigilancia del Territorio en la vecina ciudad de Nador, que ha desarticulado una célula que, entre otras actividades, tenía funciones de apoyo a grupos yihadistas en el Sahel. 

La operación se ha saldado con nueve detenciones de personas de origen magrebí por su relación con el terrorismo islamista. Uno de los detenidos, Benaida Lagmouchi, es viejo conocido de las Fuerzas de Seguridad del Estado, ya capturado una vez en una operación similar hace nueve años. Ahora se le atribuye un papel de eslabón del ISIS entre el Magreb y el Sahel. Lagmouchi ya cuenta con antecedentes penales por su relación con el terrorismo yihadista. En 2014 fue detenido en la operación Javer, desarrollada de forma conjunta por la Guardia Civil y la Policía Nacional. Ya había cumplido condena.

Todlos detenidos están pasando a disposición judicial este jueves. De momento la Policía Nacional los acusa de delitos del campo del adoctrinamiento y el proselitismo yihadista. No se ha dado por cerrada aún esta operación, que requirió del despalazamiento a Melilla de agentes antiterroristas desde Madrid.

El detenido en Marruecos ha sido atrapado en una vivienda del barrio de Farjana, en el término de Nador. La policía marroquí lo engloba entre personas que en ese territorio fronterizo extienden «ideología extremista». Sus actividades se i ntegran en la investigación policial española.

Este es el segundo golpe policial de importancia contra el proselitismo terrorista en Melilla en los últimos meses. El 28 de octubre pasado la Policía Nacional atrapó a Mustafá Amaya, converso español de origen belga, considerado el mayor captador de yihadistas de Europa, que, en contacto con otro yihadista en la Comunidad de Madrid, ejercía labores no solo propagandísticas, también de radicalizador de reclutas para los frentes de guerra de DAESH en África y Oriente Medio.