La Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN) enfatiza la importancia de incluir de tres a cuatro raciones de pescado por semana en una dieta saludable, un consejo que se sustenta en el valor nutricional excepcional del pescado y su rol crucial en una alimentación equilibrada.

Los pescados, conocidos por ser fuentes excelentes de proteínas de alta calidad, ácidos grasos omega-3, vitaminas y minerales, ofrecen múltiples beneficios para la salud, incluyendo el fortalecimiento de la salud cardiovascular y la función cerebral. En este contexto, las costas de España y las profundidades del Atlántico y del Mar Negro albergan un pescado azul particularmente notable por su alto valor nutricional, aunque a menudo no se le da la debida atención en la dieta habitual de España.

El pescado rico en potasio que combate el colesterol en España

El pescado conocido científicamente como Scomber scombrus, más comúnmente llamado caballa o verdel, es un pescado azul con una serie de beneficios para la salud. Estos beneficios incluyen:

  • Alto contenido en potasio: la caballa contiene más potasio que el plátano, un alimento tradicionalmente reconocido por su riqueza en este mineral. El potasio es vital para mantener un equilibrio adecuado de fluidos en el cuerpo, regular la presión arterial y garantizar el correcto funcionamiento de los músculos y el sistema nervioso.
  • Rico en omega-3: la caballa es una excelente fuente de ácidos grasos omega-3, que son cruciales para la salud cardiovascular. Estos ácidos grasos ayudan a reducir los niveles de colesterol y triglicéridos en la sangre, disminuyen el riesgo de arritmias cardíacas y pueden reducir la presión arterial ligeramente.
  • Buena fuente de proteínas: es una gran fuente de proteína de alta calidad, que es esencial para la construcción y reparación de tejidos corporales, así como para el mantenimiento de la masa muscular.
  • Contiene vitaminas esenciales: la caballa es rica en varias vitaminas, incluyendo vitamina A, que es importante para la salud de la piel, la vista y el sistema inmunológico; vitaminas del grupo B, que ayudan a mantener el metabolismo saludable; vitamina D, esencial para la salud ósea; y vitamina E, un potente antioxidante.
  • Minerales para la salud ósea y más: ofrece minerales como fósforo y calcio, fundamentales para el mantenimiento de huesos y dientes sanos. Además, el alto contenido de potasio ayuda a regular la presión arterial y mejora la salud muscular y nerviosa.
  • Salud del cerebro y prevención de enfermedades: los omega-3 presentes en la caballa también son beneficiosos para el cerebro, pudiendo mejorar la función cognitiva y reducir el riesgo de enfermedades neurodegenerativas. También contribuyen a reducir la inflamación en el cuerpo, lo cual es beneficioso para prevenir y manejar condiciones inflamatorias crónicas.
  • Beneficioso para la pérdida de peso: la caballa puede ser un buen componente en dietas para la pérdida o el mantenimiento del peso debido a su alto contenido de proteínas y grasas saludables, que pueden ayudar a sentirse lleno y satisfecho.
  • Salud de la piel: los nutrientes en la caballa, incluyendo los omega-3 y la vitamina E, son buenos para la piel, ayudando a mantenerla hidratada y protegida de los daños ambientales.
  • Reducción del riesgo de diabetes: algunos estudios sugieren que los ácidos grasos omega-3 pueden ayudar a reducir el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.

Incorporar la caballa en la dieta regular puede ser una forma efectiva de obtener estos beneficios para la salud, especialmente si se busca un pescado con bajo contenido de mercurio y alta densidad nutricional.

Cuántas raciones podemos tomar

La inclusión de la caballa en la dieta, debido a su rico perfil nutricional, es altamente recomendable, pero como con cualquier alimento, la cantidad y frecuencia de consumo deben ser equilibradas. Generalmente, se aconseja que los adultos incorporen entre tres y cuatro raciones de pescado a la semana, alternando entre diferentes tipos, incluyendo pescados azules como la caballa. Esta recomendación busca garantizar un balance adecuado de nutrientes y evitar el consumo excesivo de cualquier tipo particular de pescado.

Una ración típica de caballa para un adulto ronda los 100 a 150 gramos. Para los niños, estas raciones deberían ser más pequeñas, ajustadas a sus requerimientos nutricionales específicos. Consumir caballa dentro de este rango permite disfrutar de sus beneficios, como los ácidos grasos omega-3, proteínas y potasio, sin caer en excesos.

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Es importante tener en cuenta que, aunque la caballa no es conocida por tener altos niveles de mercurio, como ocurre con pescados más grandes, es prudente variar los tipos de pescado consumidos. Esta variación no solo minimiza el riesgo de acumulación de metales pesados, sino que también enriquece la dieta con diferentes perfiles nutricionales ofrecidos por varios tipos de pescado.

La caballa debe ser parte de una dieta bien equilibrada, que incluya una variedad de otros alimentos. Esto asegura que se obtengan todos los nutrientes necesarios para una buena salud. Además, las personas con condiciones de salud particulares o necesidades dietéticas especiales deben consultar a un profesional de la salud para obtener consejos específicos sobre la cantidad adecuada de caballa y otros pescados en su dieta.

Qué pescados debemos evitar

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) de España realizó un análisis en 2021 de más de 100 productos de pesca, que incluían pescados frescos, congelados y en conserva. Los resultados de este estudio proporcionan una guía valiosa sobre qué pescados evitar o consumir con precaución, especialmente en relación con el contenido de mercurio.

El estudio concluyó que la mayoría de los pescados y mariscos analizados presentaban bajos niveles de este metal pesado. Especies como mejillones, almejas, pulpos, calamares, langostinos, salmón y lenguado se encontraban entre los que mostraban menores concentraciones de mercurio.

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Sin embargo, una preocupación particular se centró en especies de peces grandes y predadores como el atún rojo, el pez espada y varios tipos de tiburones, como la tintorera y el marrajo. Estos peces tienden a acumular mayores cantidades de metilmercurio, una forma orgánica del metal, debido a su posición en la parte superior de la cadena alimentaria. Este fenómeno se debe a la bioacumulación, donde el mercurio se concentra más a medida que se asciende en la cadena trófica, afectando a los humanos que consumen estos peces.

El estudio también destacó que los productos de acuicultura generalmente contenían menos mercurio en comparación con los pescados capturados en estado salvaje. Esta diferencia puede atribuirse a los diferentes entornos y dietas de los peces de granja frente a los peces salvajes.

La OCU, al igual que otros estudios previos como el realizado en la Comunidad Valenciana, reafirma la importancia del consumo de pescado en una dieta equilibrada, dada su riqueza en nutrientes como proteínas de alto valor biológico, vitaminas A, D, B12, yodo y selenio. Sin embargo, enfatiza la necesidad de variar los tipos de pescado consumidos y ser cautelosos, especialmente en colectivos vulnerables como embarazadas, mujeres lactantes o niños menores de 10 años. La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) aconseja limitar el consumo de pescados con altas concentraciones de mercurio en estos grupos.

Los pescados con menores niveles de mercurio, recomendados para consumo más frecuente, incluyen especies como el abadejo, la anchoa, el bacalao, la caballa y la sardina. Además, se menciona el arenque, que, aunque no es de los más populares en España, sería una elección saludable y segura. La recomendación general de AESAN es consumir entre tres y cuatro raciones semanales de pescado, variando entre pescados y mariscos, para aprovechar sus beneficios nutricionales mientras se minimiza el riesgo de exposición al mercurio.