Parecía que se iba a quedar sin el premio del liderato, que un partido muy gris se iba a llevar por delante sus aspiraciones de terminar el año como mejor equipo de La Liga, pero el Real Madrid no se da jamás por vencido hasta que suena el pitido final. Cuando todo se encaminaba a un triste empate ante el Alavés, apareció Lucas Vázquez para cabecear un córner y darle la victoria a los suyos en el minuto 92. El más pequeño rematando de cabeza.

Fue un mal partido en el que el Real Madrid no tuvo mordiente, tampoco intensidad durante gran parte de los 90 minutos, pero en el que creyó hasta el final pese a jugar durante casi una hora con un futbolista menos. Nacho fue expulsado por una entrada a Omorodion por detrás en una acción que Díaz de Mera tuvo que revisar en el VAR.

Esta vez sí que se notaron las bajas. Prácticamente nadie dio un paso al frente el último día de competición del año, ni Bellingham, ni Kroos, ni Modric… Tan sólo algunas acciones aisladas de Brahim y de Rodrygo pusieron algo de esperanza en el ataque blanco, pero fueron espejismos. 


Rodrygo, en el suelo ante dos rivales del Alavés.

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El Alavés tampoco quiso dar un paso al frente cuando se encontró en superioridad numérica y los vitorianos firmaron el empate antes de tiempo. Como si del karma se tratara, pagaron este conservadurismo en el momento en el que ya no tenían tiempo para reaccionar y se quedaron con un palmo de narices con el gol de Lucas Vázquez.

Un mal espectáculo

Lo más lógico era que el Real Madrid hubiera salido con las revoluciones altas. Sabía que el Girona acababa de empatar en el Villamarín, así que dependía de sí mismo para llegar de nuevo al liderato y despedir de esta manera el 2023 en lo más alto. Sin embargo, las sensaciones de la primera mitad fueron como si los blancos se hubieran ido de vacaciones antes de tiempo. 

Es cierto que la primera llegada clara del partido fue para el Real Madrid, con una internada de Fede Valverde en el área y un posterior disparo raso y duro que sacó Sivera, pero es que a partir de ahí hubo poco más. El choque entró en una especie de letargo, y se puede decir que el Alavés consiguió que se jugara a lo que le interesaba.

Los vitorianos apenas sufrieron en esta primera mitad ante un Real Madrid timorato y al que le costó romper líneas. De hecho, los de Luis García se dieron el gustazo de ver en cuando de merodear el área de la portería defendida por Kepa Arrizabalaga, de nuevo titular por delante de Lunin.

La más clara la tuvo Samu Omorodion tras un fallo grave de Lucas Vázquez. El lateral derecho realizó un mal despeje de cabeza hacia dentro, le dejó el balón franco al delantero del Alavés y este, con un testarazo centrado, se encontró con la atajada de Kepa. 

Poco más hubo que rascar en una primera parte en la que no se puede decir que el público de Mendizorroza se divirtiera demasiado, aunque por supuesto se marchó contento a comerse el bocata del descanso porque su Alavés estaba dejando una grata impresión.

La expulsión de Nacho

Tenía que subir varios puntos su intensidad el Real Madrid si quería salir de Vitoria líder de La Liga, pero en los primeros instantes del segundo acto no cambió demasiado el panorama. Un tímido disparo de Brahim, de los pocos que se dejaron ver en el bando blanco, que fue desviado por un defensa hizo las veces de aviso, pero fue un espejismo.

Poco después llegó la jugada desgraciada del partido para quien aspiraba a ser líder. Nacho salió de su zona de influencia persiguiendo a Samu Omorodion y, casi a la altura del centro del campo, trató de anticiparse sin éxito. Lo hizo de forma tan desafortunada, que pisó claramente por detrás al delantero a la altura del tobillo con los tacos.

El colegiado decretó cartulina amarilla en un primer momento, pero el VAR levantó el teléfono e instó a Díaz de Mera a ir al monitar para ver esa acción repetida. En efecto, las imágenes eran feas y claras, así que el trencilla revirtió su decisión y cambió la tarjeta amarilla por una roja.

Más de una hora por delante y el Real Madrid se quedaba con diez futbolistas en un partido muy gris. Eso sí, lejos de volcarse sobre la portería de Kepa o de dar un paso al frente, el Alavés se conformó con el empate y no hizo ademán alguno de ir a por el triunfo. 

Mal hecho por el conjunto de Luis García, que tenía a un rival de calidad herido enfrente como muy pocas veces se tiene. Si algo se puede destacar del Real Madrid en este encuentro es que, pese a no tener el brillo de otras ocasiones, jamás se dio por vencido ni tampoco consideró que el empate era bueno.

Dentro de lo que pudo, se fue al ataque y terminó encontrando premio en el tiempo añadido de la manera más inesperada. Fue a la salida de un córner, una forma habitual de hacer goles, pero lo extraordinario fue el rematador que conectó el cabezazo definitivo. Lucas Vázquez, el más pequeñito, se escurrió entre la defensa, se libró de sus marcas y cabeceó al fondo de las mallas para batir a Sivera. Imparable.

No tuvo más tiempo para reaccionar el Alavés porque el partido estaba terminado. El Real Madrid se hizo con tres puntos que valen un liderato y que le permiten cerrar el 2023 de la mejor manera posible.