Este jueves, a partir de las 9.30 horas, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea emitirá su dictamen definitivo sobre el caso Superliga. Un fallo capital para determinar si el proyecto de competición liderado por Florentino Pérez, y hoy secundado únicamente por Real Madrid y FC Barcelona de manera pública, podrá desarrollarse o no en los próximos años, pero que en ningún caso será definitivo: ni la Superliga morirá del todo este jueves ni se convertirá en una realidad cercana.
Es importante destacar que este no es un fallo sobre la legalidad de la Superliga o sobre su encaje en el derecho europeo. Tampoco es una resolución que vaya a cerrar el litigio que mantiene A22 Management Sports, la empresa que gestiona el proyecto de competición, con la UEFA y con la FIFA. El caso, en realidad, se instruye en el Juzgado de lo Mercantil número 17 de Madrid y allí continuará a partir de este jueves.
15 de los 27 magistrados del TJUE decidirán sobre una cuestión prejudicial que fue elevada por el juzgado español. Este es el depositario de la denuncia presentada por los clubes impulsores de la Superliga cuando anunciaron la creación del proyecto, con el objetivo de evitar que la UEFA y la FIFA pudieran tomar represalias contra ellas, tales como la expulsión de equipos y jugadores de competiciones organizadas por estas instituciones: ligas nacionales, Champions, Mundial, Eurocopa…
¿Es legal el monopolio de UEFA y FIFA?
La Superliga defiende que la UEFA y la FIFA ejercen un abuso de poder al pretender bloquear el nacimiento de una competición que esté al margen de ambas instituciones. Sus respectivos estatutos les reconocen a sí mismas el monopolio de la organización del fútbol federado en sus respectivos ámbitos, una circunstancia que desde la Superliga entienden contraria a las normas antimonopolio recogidas en el derecho comunitario, cuestión que el juzgado español decidió consultar al TJUE. Ese es el punto clave de la decisión que se tomará este jueves: ¿es legal ese monopolio?
Hace un año, el abogado general del tribunal, Anasthasios Rantos, publicó sus conclusiones generales, que defendían prácticamente en su totalidad las tesis defendidas por la UEFA y la FIFA (apoyadas también por LaLiga, la RFEF y casi todos los agentes del fútbol de los diferentes países), frente a las demandas de la Superliga. Este es un procedimiento previo propio del TJUE que no es vinculante, pero que en el 80% de los casos anticipa la decisión final que acaba tomando el tribunal radicado en Luxemburgo.
Rantos estimó que la creación de una Superliga es legal, algo que nadie discute, pero que quienes se integren en ellas deben exponerse a consecuencias como su expulsión de las competiciones organizadas por UEFA y FIFA. Determina, en definitiva, que “las normas de la FIFA y de la UEFA que supeditan la creación de cualquier nueva competición a una autorización previa son compatibles con el Derecho de la Unión en materia de competencia”.
Aquel dictamen implica que el monopolio de estas dos instituciones sobre la organización del fútbol federado es legítimo, ajustado a las normas de la UE, y que también lo es una posible exclusión de las competiciones que ambas gestionan de clubes que decidieran participar en torneos organizados al margen de UEFA y FIFA. A22, a través de su director general, Bernd Reichart, lleva un año tratando de restar relieve a la contundencia de las conclusiones de Rantos. Con escaso éxito.
Lo que se espera del fallo
La rumorología prevé que la sentencia del TJUE se alinee en su mayor parte con las tesis defendidas por el abogado general Rantos, pero sin ser tan contundente en sus conclusiones. Si la Justicia acaba blindando la legalidad del monopolio de la UEFA en el ámbito continental, no obstante, la Superliga quedará aún más herida de muerte, pues la institución que preside Aleksander Ceferin no tiene la más mínima intención de abrirse a repartir el pastel del fútbol europeo con otros agentes.
La Superliga fue impulsada en abril de 2021 por 12 de los principales clubes europeos. La lista, sin embargo, y tras una brutal presión del Gobierno británico a los seis clubes de la Premier League implicados, se quedó reducida a tres apenas 48 horas después: Real Madrid, FC Barcelona y Juventus. El conjunto turinés anunció el pasado mes de julio que también abandonaba el proyecto, dejando a los dos grandes de España como únicos defensores del proyecto, que en los últimos meses ha tratado de persuadir a clubes del segundo escalafón europeo a que se unan. O eso dicen, pues nadie más ha levantado la mano de momento.
Sin Bayern ni PSG
En su origen, se presentó como una competición casi cerrada, con plaza garantizada para los 12 fundadores, así como para otros tres clubes, destinadas a Bayern, Dortmund y PSG, que nunca se llegaron a sumar al proyecto. Al contrario, se posicionaron ferozmente en contra de su alumbramiento. Durante los últimos meses, la Superliga ha afirmado, sin entrar en más detalles, que el formato de competición sería abierto y que premiaría los resultados deportivos obtenidos en las ligas nacionales, el principal punto de crítica al proyecto.
Reichart, CEO de la Superliga, asegura que el nuevo formato del torneo, que todavía no han presentado, dará cabida «a más de 60 equipos», frente a los 20 iniciales, y que estos serán «tratados de manera igualitaria y justa», frente a la supremacía original de los 12 (o 15) fundadores, que según el proyecto inicial, supuestamente se habrían repartido 3.525 millones de euros entre ellos solo por fundar la Superliga.