La Fiscalía pide cinco años de prisión para Miguel Ricart, el único condenado por el triple crimen de Alcàsser, por vender supuestamente droga en un narcopiso que regentaba en el barrio barcelonés del Raval, desde noviembre del año 2022.
En su escrito, al que ha tenido acceso EFE, el ministerio público acusa de un delito contra la salud pública a Ricart y a otro presunto responsable del narcopiso, quienes fueron detenidos en diciembre del año pasado en una operación conjunta llevada a cabo por los Mossos d’Esquadra y la Guardia Urbana.
Ricart, de 54 años, fue condenado en 1997 tras haber sido declarado culpable del crimen de Alcàsser, ocurrido en 1992 y en el que tres adolescentes de 14 y 15 años de este municipio fueron torturadas, violadas y asesinadas.
Aunque su condena sumaba 170 años de prisión, en 2013 salió en libertad, al ver reducida su sentencia a 21 años por la suspensión de la denominada doctrina Parot, tras lo que fue sometido a una vigilancia «no invasiva» por parte de la policía para impedir que reincidiera.
Tras su detención por su supuesta relación con el narcopiso, el 21 de diciembre del año pasado, el juzgado de guardia dejó en libertad a Miquel Ricart y al otro detenido con la obligación de comparecer cada quince días ante la justicia hasta la celebración del juicio, para el que todavía no hay fecha.
El ministerio público sostiene en su escrito que, desde noviembre de 2022, Ricart y el otro acusado venían dedicándose «a la distribución a pequeña escala de sustancias estupefacientes que causan grave daño para la salud, concretamente cocaína y heroína».
Según la Fiscalía, los detenidos habían hecho del tráfico de drogas «su medio de vida» y vendían los estupefacientes en un inmueble situado en el barrio barcelonés del Raval, donde almacenaban las sustancias y las vendían a los consumidores que allí acudían.
Las vigilancias policiales a que fueron sometidos los procesados pusieron de relieve que varios consumidores habían acudido al narcopiso regentado por Miquel Ricart para comprar pequeñas cantidades de heroína y cocaína, lo que motivó que el juzgado dictara una orden de entrada y registro del inmueble.
En el registro, la policía halló dinero en efectivo, una cámara de vigilancia conectada con un teléfono móvil y una pistola de plástico, mientras los detenidos fueron sorprendidos lanzando por la ventana una funda de gafas que contenía tres bolsas con cocaína, droga que la Fiscalía cree pretendían destinar a la venta ilícita.