El vicerrector de la UB Jordi Matas, acusado de haber acosado sexualmente a una alumna en 2016, finalmente ha dimitido. Dos días después de que se publicaran unos correos de contenido sexual, la universidad, que en principio había cerrado filas afirmando que el caso se había archivado en 2017 sin alegaciones por las partes, ha comunicado esta tarde la renuncia del catedrático «a sus responsabilidades de gestión con el fin de iniciar sin limitaciones institucionales las acciones legales que crea oportunas para defender su honorabilidad».
Esta misma mañana, más de un centenar de profesores de la Universitat de Barcelona (UB) habían firmado una carta dirigida al rector Joan Guàrdia en el que se reclamaba el «cese cautelar» de Matas.
El caso, revelado este lunes por la prensa, muestra cómo en 2017 una alumna denunció que el profesor –que debía tutorializar su trabajo de fin de grado– le enviaba mensajes subidos de tono e insistía para verla fuera de clase. La comisión analizó el caso y lo archivó «sin alegaciones por ambas partes». De hecho, la investigación se realizó antes de la explosión del MeToo y de la nueva mirada sobre las violencias sexuales que este movimiento ha propiciado. Más allá del consentimiento, una relación entre un profesor y una alumna cuya evaluación depende del docente es problemática en sí misma por la asimetría y desigualdad en las relaciones de poder.
Los profesores ahora firmantes reclamaban «tolerancia cero frente al acoso sexual y la discriminación de género» en la universidad y denuncian que el caso ha dejado en evidencia la aplicación de los protocolos actuales y sobre los que el actual equipo de gobierno hizo bandera durante la campaña para las elecciones internas al rectorado.
Los docentes también pedían abrir «una investigación independiente sobre los hechos denunciados por parte de esta estudiante» y el cese cautelar del catedrático mientras se realiza la investigación», al tiempo que reclamaban «revisar de manera íntegra los procesos de evaluación de casos de acoso, con una garantía de independencia del análisis respecto al Rectorado y la jerarquía universitaria».
Además, expresan su «solidaridad con todas las víctimas de acoso sexual y discriminación de género» y recuerdan que «es responsabilidad de toda la comunidad, también la universitaria, proteger a las víctimas e investigar de manera transparente las denuncias».
Presión en aumento
La presión sobre el caso se había vuelto irrespirable. La publicación por parte de eldiario.es del caso y de los presuntos mensajes sexuales ha desencadenado una tormenta en la universidad. Según la información, el catedrático le llegó a enviar mensajes del corte “hoy he vuelto a soñar contigo, nos lo pasábamos muy bien” y, cuando la estudiante parece que no quiso ir más allá se dedicó a perseguirla por la universidad. Hasta el punto de que, sigue la información, pidió ayuda a su entorno y en una ocasión llegó a escaparse del profesor por una ventana del aula. La alumna también denunció en su instancia que en alguno de sus encuentros le había «acariciado en las piernas, los brazos y las manos”. Un equipo formado por tres hombres investigó la denuncia y la archivó con una suerte de reprimenda al docente.
Tras el estallido del caso, una protesta también exigió el martes la dimisión o el cese del vicerrector, y acusó al equipo del rector, Joan Guàrdia, de estar «encubriendo a un agresor».
Es cierto que la investigación de los hechos y su archivo posterior tuvo lugar bajo el equipo del anterior rector, Joan Elias. Sin embargo, el actual rector, que no había incluido a Matas en su candidatura, lo nombró vicerrector de Relaciones Institucionales, Comunicación y Política Lingüística unos meses más tarde de ser elegido. Según testimonios, estaba al corriente de la denuncia, hecho que colisiona contra el compromiso de mantener «tolerancia cero» contra el acoso sexual y de «reabrir cuantos expedientes sean necesarios», como explicó la Vicerrectoría de Igualdad a este diario en el reportaje MeToo en la universidad, el cual destapó las violencias en la academia catalana y española.
Al aumento del voltaje por las reacciones también había contribuido el Decanato de la Facultad de Derecho de la UB, que ha publicado un comunicado en el que se reclama “asumir las responsabilidades individuales y colectivas” por la gestión del caso. Desde este organismo “lamentan” que “la ausencia de un protocolo adecuado” en el momento en el que se interpuso la denuncia implicara un “efecto de revictimización”. El asunto ha llegado hasta el Parlament, donde el grupo de los Comuns ha registrado una batería de preguntas dirigidas al Govern.