Sería muy injusto recordar a Antonio Burgos sólo como el polemista que en los últimos años ha indignado a los más diversos colectivos. Su pluma afilada y satírica, pero siempre brillante, ha podido resultar ofensiva con los parámetros actuales. Pero eso no puede opacar su sobresaliente labor como columnista durante casi cincuenta años, como autor de obras literarias reconocidas por crítica y público, y como defensor apasionado de los valores sociales y culturales de Andalucía. Todo ello lo ha convertido en uno de los referentes intelectuales de la España de finales del siglo XX y lo que llevamos del XXI.

Burgos se consideraba a sí mismo como un escritor gaditano nacido en Sevilla. De ahí que, cada vez que le preguntaban por su procedencia, repitiera con su habitual retranca que «la gente de Cai nacemos donde nos sale de los cohone». En la capital andaluza hizo sus primeros estudios con los Jesuitas y se licenció en Filosofía y Letras y, ya en Madrid, en Filología Románica, además de graduarse en Periodismo en la entonces Escuela Oficial.

Cuando en 1966, con sólo 23 años, llega a la redacción del diario ABC para hacer prácticas, deslumbra por su gran erudición, que sería el fundamento de toda su obra posterior. Le adjudican un puesto de maquetador con un puesto cómodo que le dejaría tiempo para colaborar con otras publicaciones. Primero con La Codorniz y, más tarde, con Hermano Lobo, Triunfo y el diario Madrid, del que llegó a ser corresponsal en Andalucía. Todas ellas publicaciones críticas con un franquismo que empezaba a dar síntomas de agonía.

Ya como estudiante, Burgos colabora en actividades del Círculo «Jaime Balmes» y de las Juventudes Monárquicas y, posteriormente, participa en la clandestina Alianza Socialista de Andalucía, que se acabaría integrando en la Junta Democrática y daría origen al Partido Andalucista. Además de significarse en sus artículos contra el franquismo, publica el libro ¿Andalucía tercer mundo?, una acción calificada de temeraria en aquel momento. Este título está considerado como esencial en el despertar de la conciencia andalucista.

En 1977, es nombrado redactor jefe de ABC y ese mismo año comienza a publicar una columna diaria. En 1984, pasa a ser subdirector del diario monárquico, cargo que ocupa hasta 1990. De ahí, tras un breve periodo en El Independiente, se traslada primero a Diario 16 y, tres años más tarde, a El Mundo, donde publicaría su columna «El Recuadro», convertida ya en todo un referente, hasta 2004, año en que regresa a ABC.

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La carrera periodística de Burgos no se limita a la prensa. Alcanzó notable éxito en la radio con su participación en el programa de Luis del Olmo Protagonistas. Durante años, formó parte de la popular tertulia El Estado de la Unión, junto con Alfonso Ussía, Luis Sánchez Polack y Antonio Mingote. El formato tuvo tal éxito que fue adaptado también a la televisión con el título de Este país necesita un repaso, debate dirigido y presentado por José Luis Coll en Telecinco.

En cuanto a su labor literaria, hay que remontarse a 1972, cuando publica la novela El contrabandista de pájaros, con la que gana el premio Ciudad de Marbella, a la que seguirán títulos como Las Cabañuelas de agosto, premio Ateneo de Sevilla, o Las lágrimas de San Pedro. También practicó el ensayo con La Guía secreta de Sevilla (1974), de gran impacto en aquel momento por sus revelaciones de las intimidades de la sociedad hispalense. O la serie sobre gatos, entre los que destacan Gatos sin fronteras y Alegatos de los Gatos, cincuenta historias sobre felinos reales o literarios. Burgos, gran amante de la especie gatuna, sostenía que ningún animal es más políticamente incorrecto que el gato: «nunca halaga».

Fue el primero en valorar la importancia literaria de las canciones y poemas de Rafael de León. De él escribió sobre su apasionante vida y reunió su obra en una antología (1980). También destacó por biografías, como la dedicada a su buena amiga Rocío Jurado, Rocío, ay mi Rocío. En cuanto a la poesía, es autor de Palabra en el vacío y la antología de poesía popular Rapsodia española.

Antonio Burgos no desechó ningún palo que tuviera que ver con su querida Andalucía. Junto con Carlos Cano escribió la copla Habanera de Cádiz, que se publicó en el álbum Cuaderno de Coplas de 1985. Como no podía faltar un reflejo de su amor al mundo del toreo, reflejado en Curro Romero, la esencia (2000).

«Siempre a contracorriente, ferozmente sátiro, políticamente incorrecto, Antonio Burgos no dejó indiferente a nadie»

Gran apasionado y conocedor de la Semana Santa sevillana, pronunció el pregón en el año 2008. Pero ni siquiera con la Semana Santa se escapó de la polémica. Causó un gran revuelo al calificarla de antisemita. «Siempre me ha sorprendido el antisemitismo de las figuras de los pasos de la Semana Santa», escribió en un artículo en El Mundo, en el que también proclamaba su origen judeoconverso.

Tras recibir amenazas de muerte por parte de la organización terrorista ETA en 2000, se vio obligado a trasladar su residencia durante un año a Suiza, tan diferente de su querida Andalucía.

Antonio Burgos, pese a su conservadurismo y su aspecto decimonónico (siempre vestido con traje de tres piezas), fue un escritor adelantado a su época. Recibió con entusiasmo las nuevas tecnologías. De hecho, está considerado el primer columnista español con una página propia en Internet, creada en 1997. Asimismo, participó muy activamente en las redes sociales, compartiendo sus artículos y sintiéndose libre de soltar cuanto se le ocurría, desatando un sinfín de polémicas.

Fue duramente censurado por sus referencias en tono satírico a las hijas (menores de edad) del presidente Rodríguez Zapatero. Incluso ABC retiró el artículo de su página web en el que ridiculizaba a las chicas. Sus alusiones a algunas mujeres como la diputada del PP Montserrat Nebrera; a la entonces ministra de Defensa, Carme Chacón; a la ministra de Igualdad, Bibiana Aído; y a la secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín, secretaria fueron denunciadas como «vejatorias» por el Observatorio de la Imagen de las Mujeres del Instituto de la Mujer.

Siempre a contracorriente, ferozmente sátiro, políticamente incorrecto, Antonio Burgos no dejó indiferente a nadie, para bien o para mal. Lo que no se le puede negar es el ingenio, su maestría en la sátira y su gran hacer literario, que le convirtieron en uno de los grandes columnistas de las últimas décadas.

*** Antonio Burgos Belinchón nació en Sevilla el 30 de mayo de 1943 y murió, a los 80 años, n Sevilla el 20 de diciembre de 2023.