Susana Alegría salió un poco antes del trabajo el pasado viernes. Tenía que llegar a la estación de Atocha para coger un AVE a las 17.20 horas y quería llegar con tiempo para no sufrir atascos de última hora. Cogió un cercanías a las 15:50 con el que pensó que le daría tiempo de sobra a llegar. Sin embargo, el convoy se averió a medio camino y se decidió abandonar el convoy.
Estaba hablando por teléfono con su padre y este le dijo que había escuchado que los Cercanías de Madrid estaban registrando incidencias. Ella, que iba montada en uno, no había oído nada. Sin embargo, 10 minutos después de colgar el teléfono escuchó un mensaje por la megafonía del vagón. La locución informaba de que se esperaban paradas prolongadas en el servicio por problemas de circulación.
«Me tiré a la calle a la desesperada preguntando a todo el mundo si podía coger un taxi»
Susanna decidió bajarse del tren ya que nadie le daba una solución y temía que la parada prolongada fuera indefinida y eso le impidiera coger el AVE. En ese momento muchos otros pasajeros abandonaron el Cercanías colapsando el resto de medios de transporte. Era misión imposible coger un taxi o cabify. Después de 3 cuartos de hora preguntando a pasajeros consiguió coger un taxi con otra persona. Finalmente llegó a tiempo al AVE, aunque cuenta que fue casi un milagro no perderlo porque lo cogió muy justa de tiempo.
«Salí a la desesperada por la calle preguntando a todo el mundo si podía coger un taxi«, recuerda. «Todo estaba colapsado, ese tren se paró y no había otro tren para poder hacer un trasbordo. La parada prolongada parecía que no iba a acabar nunca», recuerda.