«Honda preocupación» entre los farmacéuticos rurales por su futuro. Inquietud que arrastran desde hace no pocos años ante un panorama que ven como desolador. De las más de 22.000 farmacias que hay en España, unas 4.500 están en zonas con poca población y no son rentables. La Sociedad Española de Farmacia Rural (SEFAR) ha vuelto a lanzar un enésimo grito de auxilio para garantizar la sostenibilidad de las boticas en zonas desfavorecidas. «Decidimos en la última Junta que hasta aquí llegamos y no vamos a seguir tolerando la situación actual de inacción. El paciente rural tiene derecho a la misma prestación farmacéutica que el urbano», afirma su presidente, Jaime Espolita, a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, del grupo Prensa Ibérica.
«Somos gente que creemos en la farmacia rural y que está peleando para que siga viva, porque se está muriendo. El goteo de cierres es constante«, señala con desesperación Espolita, toda una vida en boticas de poblaciones muy pequeñas. Primero, en Castilla y León. Ahora en Santillán, en Amieva (Asturias), un municipio de apenas 600 habitantes. «Han sido años y años de reuniones, de buenas palabras, en los que se han tomado decisiones de cara a la galería. Piensan que no son viables y quieren que se transformen en botiquines», clama.
Este lunes, la sociedad que preside advertía: «un modelo planificado» debe ser capaz de garantizar la viabilidad económica de toda la red «con el fin de no poner en peligro su capilaridad». El objetivo de ese modelo español, «es garantizar la calidad del acceso al medicamento de forma universal, equitativa, segura e igualitaria a todos los pacientes». En la actualidad, sin embargo, «el cada vez más frecuente cierre de farmacias rurales hace que ambos objetivos no se estén cumpliendo«.
Acceso universal
Espolita se remonta a quejas que se vienen sucediendo desde hace años. «La sustitución de farmacias rurales por botiquines no puede ser la respuesta a la problemática existente. El botiquín es un establecimiento sanitario de carácter excepcional y no puede convertirse nunca en una solución estructural porque supone una clara discriminación y falta de equidad con nuestros pacientes«, apunta en relación a la solución que se ha buscado para solventar la asistencia farmacéutica en pequeños pueblos sin botica.
Para no decir que no hay nada, se abre un botiquín dos o tres horas por semana, dependiendo de la farmacia cercana. Eso no garantiza la equidad del paciente rural
«Para no decir que no hay nada, se abre un botiquín, dos o tres horas por semana, dependiendo de la farmacia cercana. Eso no garantiza la equidad del paciente. Es una chapuza para dejar pasar el tiempo. La solución es garantizarle que su farmacia va a seguir abierta. Hay que hacer un plan con medidas concretas, con el Ministerio de Sanidad, sin dilatar el problema en el tiempo», añade.
Porque, de no ser así, insiste, el modelo está abocado a la desaparición. «Queremos que siga existiendo. Hablamos de titulados sanitarios universitarios que están dando un servicio esencial y trabajando en estas condiciones… Tengo a compañeros que tienen que dar clases particulares como profesores para sobrevivir; otros que tienen unas deudas de la tira y algunos que no pueden ni poner la calefacción«, ejemplifica Espolita.
El presidente de SEFAR hace una cronología de la situación que atraviesa el sector desde hace años. «Un licenciado en farmacia se puede establecer donde quiera, como el resto de negocios, porque, por desgracia, tenemos un modelo retributivo exclusivamente comercial -no se tiene en cuenta el servicio asistencial que prestamos-, que te paga en función de los medicamentos que dispensas y, por tanto, de los pacientes que tengas«, explica.
Irse a las ciudades
«¿Alguien se imagina que a un médico rural le pagasen en función de los pacientes que atiende?. Lo que se hace en Atención Primaria, es justo lo contrario, incentivarles para que vayan a esas zonas. Aquí, incentivan que cerremos para irnos a las ciudades. Con lo cual, una persona, si es libre de establecerse en cualquier sitio, lo haría en los grandes núcleos de población que es donde está la gente, porque hay un rendimiento económico mayor«, continúa.
Jaime Espolita cita los ejemplos de Inglaterra, Italia, Alemania o Dinamarca, donde se adoptaron una serie de medidas para garantizar la supervivencia de las pequeñas boticas
En las pequeñas poblaciones, prosigue, mantener abierta la botica ya no es rentable. Y, en España, se queja, no tienen ayudas suficientes. Jaime Espolita cita los ejemplos de Inglaterra, Italia, Alemania o Dinamarca, donde se adoptaron una serie de medidas para garantizar la supervivencia de las boticas en las zonas menos pobladas. En algunos casos, indica, se ha cambiado el modelo retributivo, de manera que a las farmacias no se les paga solo por los medicamentos dispensados, sino por los servicios prestados; en otros países, como Italia, han hecho fondos de compensación.
Ayudas a las boticas
Hace ahora justo un año SEFAR celebraba la aprobación, en Consejo de Ministros, de la modificación del Real Decreto 823/2008 que actualizaba las ayudas para esas pequeñas boticas que están en viabilidad económica comprometida, las llamadas farmacias VEC.
La modificación del real decreto –por el que se establecían los márgenes, deducciones y descuentos de la distribución y dispensación de medicamentos, actualizando al alza las compensaciones que reciben las farmacias VEC– suponía que se beneficiarán del incremento del 17,5 % correspondiente a la aplicación del índice corrector de los márgenes, las farmacias de núcleos con un máximo de 1.500 habitantes censados, o bien en otros municipios «en los que la autoridad competente delimite y designe como de riesgo para disponer de la adecuada cobertura o acceso a la prestación farmacéutica», explicaba entonces Sanidad.
El desengaño
Además, existía el compromiso del anterior ministro de Sanidad, José Manuel Miñones, de desarrollar, antes de finalizar 2023, el Programa de Farmacia Rural. Sin embargo, Espolita muestra su desesperanza. Después de «reiterados intentos y de constantes desengaños» por la falta de iniciativas concretas en esa dirección, SEFAR ha dado este lunes un paso adelante y anuncia que ha tomado «la decisión de acudir directamente a instituciones nacionales y supranacionales para trasladarles la situación actual y sus propuestas».
Para la sociedad científica salvar a las farmacias rurales pasa por «tomar medidas de carácter estructural, más allá de subvenciones y ayudas (que no solucionan la problemática y que, además, pueden ser entendidas como un signo de fatiga de nuestro modelo), que posibiliten la viabilidad en esas poblaciones».
SEFAR propone el establecimiento «de fondos de compensación o modificaciones en el modelo retributivo que reflejen la labor asistencial de estas farmacias»
Entre estas medidas, concluyen, se encuentran el establecimiento «de fondos de compensación o modificaciones en el modelo retributivo que reflejen la labor asistencial de estas farmacias». SEFAR advierte: «no aceptará, por parte de las instituciones responsables del sector, más dilaciones en la toma de decisiones y en la elaboración de propuestas concretas».
La sociedad científica muestra su «honda preocupación por la situación de las farmacias situadas en las zonas más desfavorecidas y por sus pacientes, así como por el riesgo de quiebra del modelo español de planificación farmacéutica provocado por la pérdida de capilaridad».