Habían cazado cinco jabalís cuando la Ertzaintza se presentó en el monte, en la zona donde se estaba desarrollando la batida, en las inmediaciones de Iztiña. Desde allí provendría la bala perdida que acabó el domingo con la vida de una vecina de Deba de 75 años. Ellos, los 47 integrantes de una cuadrilla de Elgoibar, “no se enteraron de nada, seguían cazando, porque había más jabalís y no fueron conscientes, ni habían detectado nada raro, hasta que la Ertzaintza les explicó lo sucedido”, asegura Aritz Ezeiza, coordinador general de la Federación Gipuzkoana de Caza, que es la que gestiona, mediante un convenio con la Diputación de Gipuzkoa, el control de la sobrepoblación de animales salvajes como el jabalí y el corzo.

A falta de confirmación oficial, pocas dudas caben ya de que fue una bala perdida de una batida de jabalís la que acabó con la vida de la mujer en su domicilio de Deba. El proyectil entró por una pequeña ventana de su vivienda, en el primer piso de una torre situada a la entrada de la localidad, la que era la antigua casa-cuartel; y le impactó en la cabeza, hiriéndola de gravedad en primer término y provocando su muerte unas horas después.

“Es un hecho terrible, una auténtica desgracia”, debido a un “cúmulo de fatales circunstancias”, dijo ayer lunes Aritz Ezeiza. “Mis condolencias a la familia. Lo supimos el domingo por la tarde. La Ertzaintza está investigando y aún está por determinar qué sucedió, pero parece que fue en una batida. Sabemos que la cuadrilla pasó por la comisaría de Eibar”, donde se les incautaron las armas y la munición, y se les tomó declaración.

Según fuentes acreditadas consultadas por este periódico, si el proyectil proviene de un rifle puede ser “muy fácil” determinar quién de los miembros de la cuadrilla disparó e hirió de muerte de forma involuntaria a la víctima. Sin embargo, si el tiro proviene de una escopeta, concretar el origen será “más complicado”. En todo caso, de las 47 personas que participaban en la batida, solo seis habrían disparado sus armas ayer, lo que reduce el abanico.

Los participantes en estas batidas están cubiertos con un seguro que cubre la responsabilidad civil por daños a terceros, siempre que cumplan las medidas de seguridad establecidas y no incurran en ninguna falta. “Yo hablé con el responsable, y ellos estaban cazando como siempre en una zona acotada y señalizada, alejada de zonas pobladas. Estaban muy afectados, sobrepasados”, asegura Ezeiza, quien expresó su “solidaridad” con la familia de la mujer fallecida, y aseguró que estamos ante un hecho “tremendamente desafortunado, que nadie esperábamos”.

La investigación

La Diputación Foral de Gipuzkoa mostró también su “solidaridad” con la familia de la víctima. Fuentes del ente foral aseguraron a este periódico que están “colaborando con la Ertzaintza y facilitando toda la información de la que disponemos”, pero prefirieron mantener la discreción respecto a una investigación que está en marcha.

La Ertzaintza, por su parte, señaló a este diario que la investigación se encuentra en una “fase muy inicial”, pero, según ha podido saber este periódico, uno de los aspectos capitales en los que se centran las pesquisas es en determinar si el autor del disparo se encontraba dentro o fuera de la zona autorizada para la batida, respetando la distancia mínima de 200 metros hasta un núcleo urbano estipulada por el reglamento, ya que algunas fuentes apuntan a que estaban “muy cerca” de la vivienda.

La Policía científica está haciendo uso de sensores especiales y un dron para determinar la trayectoria que siguió la bala y poder establecer así el punto exacto de origen del disparo. También se practicará la autopsia a los cinco animales abatidos y se analizarán los proyectiles empleados para intentar determinar de qué arma salió la fatal bala.

La ubicación del tirador, y la posibilidad de que pudiese estar demasiado cerca de la vivienda, puede ser una de las claves, toda vez que los resultados de las pruebas de alcoholemia practicados a los miembros de la batida habrían arrojado un resultado negativo. La Ertzaintza ni confirmó ni desmintió este extremo, y reiteró que forma parte de la investigación. Sin embargo, otro aspecto que no se puede obviar es la “tremenda fatalidad” que supone este hecho.