Cuando todo esto no existía, que no hace tanto, cuando la pala no era mainstream World Padel Tour asumió el liderazgo en el pádel. Hace ya más de 10 años de aquello y, hoy, el deporte y la industria son otros. Y gran parte de culpa tiene dueños.
Porque el reinado de la idea del Grupo Estrella Damm ha sido el motor indispensable para la carrocería de un deporte que apuntaba maneras y que tenía posibilidades pero que jamás pensó codearse en los espacios que hoy visita.
Con luces y sombras el caminar de WPT por esta era, su era, ha sido mucho más positivo que negativo y tiene claros argumentos que lo demuestran. No fue perfecto, cierto, pero tampoco lo necesitó. O quizá sí y por eso acabó muriendo de éxito cuando ya había avisos.
Deporte y espectáculo
Si por algo será recordada esta etapa es por haber sabido interpretar que el deporte, guste o no, es un espectáculo. La nueva marca del pádel que nacía allá por 2013 quiso dar continente a lo que ya de por sí era un buen contenido y el producto funcionaría.
La directiva de WPT apuntó a intentar atraer a un nuevo tipo de público que practicaba pádel, pero no lo consumía en su faceta profesional. ¿Cómo? Con eventos familiares, llamativos y que contaran con el apoyo de las instituciones locales.
Costó, cierto, pero WPT fue encontrando la fórmula del éxito para que el pádel pasara de vivir inmerso entre las paredes de los clubes para ser un habitual de escenarios grandilocuentes como el Palau Sant Jordi, la plaza mayor de Valladolid, La Rural o la Caja Mágica. Así el pádel pasó de ser un mero juego a un deporte con todo lo que implica.
La apuesta económica de Damm
Sin presupuesto, sin pulmón económico, toda apuesta por el desarrollo de un deporte minoritario hubiera sido más un brindis al sol que una inversión a medio plazo. Y Damm lo tenía claro desde antes, incluso, de sustentar WPT.
El grupo cervecero ya apostó por el pádel antes del año 2000 y en 2013 asumiría el mando de su faceta profesional tras producirse un cambio de paradigma similar al que hoy día se vive en el que los jugadores escogerían una nueva propuesta. Así nació WPT, fagocitando a Padel Pro Tour.
Desde aquel año el Grupo Damm ha asumido una notable inversión en un producto que en el balance anual daba pérdidas año sí, año también, e invirtiendo incluso en la esponsorización directa de jugadores y jugadoras que no serían profesionales ni hubieran vivido de su deporte de lo contrario.
Una operación que se desconoce si ahora ha finalizado con saldo en positivo, pero que desde luego no lo hizo durante gran parte de su recorrido y que de no haber existido hubiera hecho imposible que el pádel fuera lo que hoy es, un deporte y una industria cada vez más globalizada.
El pádel puede presumir de tener unos jugosos premios que han ido escalando con el paso del tiempo, pero que no acabaron de acompasarse con el crecimiento que experimentaba y, ya se sabe, siempre se mira lo que falta, no lo que se tiene.
El boom de las RRSS y Youtube
Cuando WPT apostó por el pádel este apenas generaba 50.000 visualizaciones en streaming en un evento. Es más, ese era su pico de cuota de pantalla. Gratis, en abierto y con una producción aseada, el reclamo del deporte de la pala en su faceta profesional era mínimo en un mundo aperturista a las nuevas plataformas. No inventaron la pólvora, cierto, pero sí supieron interpretar las nuevas tendencias y explotarlas.
Tras varios años con un equipo con caras visibles como Óscar Solé o Andrea Ballester se decidió apostar por una nueva estrategia de comunicación que estaría conformada por periodistas deportivos reconocidos, pero de otros ámbitos, como Enrique Marqués, Lalo Alzueta o Nacho Palencia y donde crecerían otros ahora destacados como Darío Magro, Patricia Terroba o Seba Nerone.
Y funcionó. Hoy, que lo deja, acumula vídeos por encima de los cinco millones de reproducciones, cuenta con una comunidad de más de cuatro millones de seguidores en redes sociales como Tik Tok, Instagram o Twitter y ha creado una imagen de marca propia, fresca, profesional y vinculada de forma directa a su deporte.
Un periodo de transición en el que, además, lograría llegar de forma recurrente a la televisión en abierto con Gol TV, primero, para pasarse al pago después con Movistar Plus. Eso en España pues, en el extranjero, llegaría a acuerdos con plataformas como Sky, Canal+, Viaplay o Direct TV.
La relación con jugadores y jugadoras
El capítulo de la discordia. WPT se formó por expresa elección de los jugadores y jugadoras y finaliza exactamente por el mismo deseo. Qué ironías.
Tras apostar el gremio de profesionales por un cambio de modelo y marca en 2013, la relación entre el circuito y los protagonistas ha sido tan positiva y familiar en muchos casos como tensa y cambiante en otros. No hay términos medios, hay estrellas de la pala que se sienten parte de WPT y otras que no veían el momento de que esta etapa tocara su fin.
Con unas condiciones que mejoraban, pero que podían ser mejores, la relación se fue deteriorando por el paso del tiempo, las presiones propias del crecimiento y una política corporativa en la que WPT era el activo y los pratogonistas un mero instrumento. Y de ahí la demanda generalizada de ser considerados o no trabajadores al vivir sujetos a una exclusividad tan manifiesta coo firmada. Spoiler: error.
Conatos de nuevos circuitos, presiones en ambos lados, exigencias, cosas que nunca se contarán, incumplimientos de contrato, declaraciones altisonantes y actitudes más soberbias que paternalistas en los escalafones directivos acabarían por dinamitar una relación rota en muchos casos hace años y que, guste o no, no son exclusivas del pádel y forman parte del ADN de esos nichos de mercado en los que el deporte empieza a atraer cantos de inversión.
Cuando WPT perdió el favor de los jugadores perdió su gran activo. Y cuando lo reconoció, ya era tarde.
El acercamiento y a los medios
WPT siempre supo de la importancia de los grandes medios para hacer crecer el pádel y acabó consiguiendo atraer el interés de los mass media hacia un deporte que ahora es noticia con cierta recurrencia y, antes, ni se conocía en las redacciones.
La estrategia de comunicación llevada a cabo durante muchos años intentó situar al propio WPT como medio oficial del deporte y consiguió convertise en la referencia informativa durante una gran parte del trayecto en un plan inteligente y efectivo.
Una política que generaría roces con unos medios especializados que pasarían de ser el sostén del nicho a ser considerados frikis en una disciplina ya de masas . Y, claro, la relación se acabaría por deteriorar por la falta de cooperación hasta el último año en el que harían examen de conciencia ambas partes y todo mejoraría considerablemente.
Pero aparecer en informativos nacionales, cabeceras de periódicos, cuentas de relevancia mundial o tiradas de papel de referencia son hitos que antes el pádel ni imaginó y que se consiguieron a través del trabajo en la sombra.
A la vanguardia del deporte
Muchos planos orbitan sobre un único centro, la pista de pádel. El deporte siempre ha sido el principal corazón y WPT ha sabido interpretar sus necesidades para hacer que evolucione, adapte y no pierda su esencia.
Del pádel que cogió al que deja hay una gran distancia evolutiva. La inversión en nuevas tecnologías, mejoras técnicas y humanas o ideas ha permitido optimizar una disciplina en busca de su propia identidad que está mutando por la tecnificación de los nuevos perfiles que empiezan a nutrirla.
Moqueta, perímetro de la pista, instalación eléctrica, tecnología de revisión de vídeo y una gran variedad de imputs nuevos se han ido incorporando para obtener como resultado un espectáculo más rápido, espectacular, dinámico y divertido.
El final, o no, del camino
Una coctelera con muchos aromas, ingredientes y matices que dio como resultado el pádel que hoy conocemos. El deporte de la pala es lo que es hoy día gracias a la innegable apuesta del Grupo Damm y al desarrollo encabezado por World Padel Tour. Pero también a los jugadores y jugadoras, la tecnificación, marcas, federaciones, medios y, lo más importante de todo, los y las aficionados.
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La era WPT toca a su fin aunque el Grupo Damm «no» saldrá del pádel como explicaba Ramón Agenjo en MD hace meses en una frase que todavía está por materializar, y lo hace como mejor podría, en casa, con su gente, en un estadio lleno hasta los topes con casi 16.000 personas y un espectáculo deportivo notable que evidencia la evolución vivida la última década.
World Padel Tour se marcha dejando el listón alto, muy alto, con más luces que sombras. Hubo errores, sí, y algunos groseros, pero negar la evidencia de la inmejorable salud de un deporte que tuvo en este circuito el mayor de sus embajadores solo sería mirar la realidad con un enfoque distorsionado.
Y ahora que comienza una nueva era el pádel necesita tener afinados los sentidos para mirar al futuro, reconocer sus virtudes y defectos y no perder la memoria de cuál fue su pasado.
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