Desde hace cuatro meses vive en su vehículo, una situación que hizo que, ante la alerta de ciclón, se refugiase en casa de unas amigas en Port Douglas. Tras varios días de lluvia incesante «pero sin mayores contratiempos», el domingo decidió continuar su viaje. «La carretera no estaba cortada y pensé que podría llegar a mi destino», revela la mallorquina además de relatar el «miedo» que sintió durante el trayecto. 

La localidad en la que se encuentra es en estos momentos una zona incomunicada, ya que la carretera ha sido cortada y «solo se puede salir del pueblo a través del mar», medio por el cual también están llegando los víveres. «Hoy [por el lunes] hemos podido ir al único supermercado que hay aquí y estaba abarrotado. Estaba allí todo el pueblo», apunta. 

Peligro por la presencia de cocodrilos

Asegura que por el momento se puede transitar por la localidad, porque no está inundada, pero cuenta que «casi todos los negocios están cerrados, no se puede trabajar y tampoco salir de aquí». Además, insiste en que es mejor permanecer refugiados, pues dice que no solo existe el peligro de que el agua te llegue hasta las rodillas en caso de inundación, sino de que mueras por el ataque de un cocodrilo». Y es que explica que en un pueblo cercano se han avistado estos reptiles por las calles al haber llegado a ellas el agua del mar.

Se desconoce hasta cuándo durará esta situación, aunque las previsiones apuntan que el ciclón podría continuar hasta el domingo. El gobierno australiano desplegó edste lunes a 150 soldados y a varios helicópteros para poder evacuar a ciudadanos de localidades cercanas a Port Douglas. De hecho más de trescientas personas tuvieron que ser rescatadas.

Aguiló es camarera en una cafetería, en un restaurante y recolecta cacao en una granja, tres actividades laborales que tuvo que pausar el pasado martes. «El Gobierno ha dicho que nos dará una indemnización de unos 180 dólares por no poder trabajar estos días. No es mucho, pero al menos…», dice haciendo referencia a la responsabilidad y organización del ejecutivo australiano. Un motivo por el que relata que a pesar de lo sucedido se siente «muy segura en este país. Buscan soluciones para todos y nos tienen muy informados. En España no me sentiría tan bien si me pasara esto», apostilla.

Jéssica Aguiló en Cape Hillsborough en un momento de buena climatología en Australia. Enrique Ardanza