En el marco político –y mental- de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, todo lo que no sea correa de transmisión de su ideario o represente la cultura crítica, es enemigo, es comunismo, es puro sanchismo, liberalismo del peligroso y, como tal, sin complejos, hay que eliminarlo. Eso es lo que comienza a poner en marcha ahora con una institución histórica y representativa de la cultura libre, el Ateneo de Madrid. Ayuso ha puesto el punto de mira de su rifle censor en esta institución centenaria y la retira la subvención que desde Esperanza Aguirre hasta Cifuentes ha tenido. Algo que sucede por primera vez en 15 años. Estas aportaciones institucionales es la forma de contribuir con una entidad sin ánimo de lucro, declarada de utilidad pública y que se nutre de las colaboraciones institucionales y de las cuotas de sus ateneístas. De paso, Isabel Díaz Ayuso bate un record: Hay que ser mala para hacer buenos a Esperanza Aguirre, Ignacio González o Cristina Cifuentes.
“Madrid es España” pero no el Ateneo
Con esta negativa a renovar las ayudas, Ayuso, y eso es lo que pretende, porque en ese fango proceloso de la polémica se mueve muy bien ella –dirigida como un teleñeco de Jim Henson por Miguel Ángel Rodríguez– monta otro “pollo” abriendo una crisis con el Ateneo, olvidando que se trata de una de las principales instituciones culturales de la capital. Y si es de Madrid, también lo será de España, porque ya sabemos que en el argumentario ayusista “Madrid es España”. Pero para la actual presidenta madrileña, una institución con doscientos años de antigüedad y de la que han salido hasta 10 jefes de Gobierno y lo más renombrado de la generación del 98, de la del 14 y de la del 27, desde el Duque de Rivas, Cánovas del Castillo, Larra, Echegaray hasta Azaña,Valle-Inclán y Aleixandre…., no, eso no es España ¿serán afrancesados? ¿liberales peligrosos’ ¿podemitas emboscados de culturetas? ¿sociatas infiltrados o estalinistas con piolet?
La motosierra ayusista
Para colmo de los males (de los males de Ayuso, claro) desde hace dos años, una nueva Junta de Gobierno, dirigida por el politólogo Arroyo, ha renovado el Ateneo Científico, Literario y Artístico de Madrid, de la mano de un periodista como es el sociólogo, analista y politólogo Luis Arroyo que le ha imprimido un ritmo enorme y exitoso al centro con nuevas y más actividades y abriéndolo a la pluralidad cultural que representa Madrid. Si además de hacerlo bien, Luis Arroyo es una persona cercana al PSOE, se entenderá la inquina de Ayuso y el deseo de aniquilarlo. Para Ayuso no importa que Arroyo sea consultor internacional, del Banco Mundial, de Programas de la ONU o profesor en varias universidades españolas e internacionales… eso son minucias para una intelectual como ella. Lo que le molesta es que también haya sido director de Gabinete en la Secretaría de Estado de Comunicación, en el Ministerio de Vivienda y adjunto en la Vicepresidencia de Gobierno.
Al más puro estilo Millei, pasa su motosierra anticultural y corta subvenciones emulando al “El Loco” argentino. Si la Junta Directiva no funcionara, la gestión fuera pésima, Arroyo no fuese una persona progresista y la gestión de la institución fuera pésima, nula o irrelevante, Ayuso mantendría la subvención de la misma manera que creo y dotó de medios económicos a una inexistente e inoperativa Oficina del Español regalo de agradecimiento electoral a Toni Cantó.
Ayudas de la CAM al Ateneo: de más a menos y de menos a “ná”
Es cierto que la aportación de la Comunidad de Madrid se ha ido reduciendo poco a poco. Esperanza Aguirre llegó a colaborar con 350.000 euros en 2010. Ignacio González, 270.012 euros en 2012. Cristina Cifuentes, 150.000 en 2018. Ayuso continuó con 150.000 euros, salvo este año, que redujo drásticamente con solo 50.000 euros. Y ahora, para 2024, ha decidido dar el hachazo definitivo con cero euros. Así, sin anestesia ni disimulos, a lo Milei.
Luis Arroyo Martínez, presidente del Ateneo de Madrid.
Culturalmente Ayuso, como mucho, Malinche
En parte, si vemos algunos de los nombres de ateneístas ilustres que han poblado su historia, se puede entender que Ayuso no quiera subvencionar al Ateneo, y que si pudiese, imposibilitaría su existencia en Madrid. El Duque de Rivas, José Echegaray, Mariano José de Larra, Concepción Arenal, Unamuno, Valle-Inclán, Clarín, Galdós, Julio Caro Baroja, Emilia Pardo Bazán, Azaña, Clara Campoamor, Gregorio Marañón, Carmen de Burgos… ¿qué pintaría ahí Díaz Ayuso? Nada. Ella es más de cañitas, reparto de bocatas de calamares en la Covid y de tapas de callos a la madrileña (callos a la española) hablando elogiosamente de la última “chorrada” dicha por Mario Vaquerizo tras ver Malinche y comentar aquello de Nacho Cano de que “Menos mal que a México llegaron los españoles; si hubieran sido los ingleses, no hubieran dejado ni uno vivo”.
El culturicidio es un boomerang
En el mundo de la Cultura, intentos de asfixiar al contrario suelen ser contrarios a los objetivos que busca el asesino. La fuerza del Ateneo de Madrid se muestra palmariamente en el hecho de que de 1.700 socios con los que contaba hace unos años, ahora, con nuevas energías, ya superan los 2.300. De una programación tibia y reducida, ha pasado a una valiente, diversa, amplia, plural y continua. Yo, he sido testigo de ello. Es peligroso el culturicidio, suele volverse contra el que pone la horca y a favor de quien si intenta ahorcar. Yo, mañana, me haré socio del Ateneo de Madrid. Voy a ser ateneísta a pesar de Ayuso.