Psicóloga, directora del Máster en Terapia de Pareja y Sexología Clínica de la Academia AMIR y de la Universidad a Distancia de Madrid, autora de tres libros –Querida yo: tenemos que hablar, Hasta que te caigas bien y Perderte para encontrarme– y divulgadora en redes sociales, Elizabeth Clapés, (Ibiza, 1997) analiza el problema de la ansiedad y otras enfermedades en una población española en la que una de cada cuatro personas tiene o tendrá algún problema de salud mental a lo largo de su vida.
En los últimos años se está hablando más de salud mental en nuestra sociedad. Es algo positivo, ¿verdad?
Es positivo que se visibilice y que las personas que necesitan ayuda tengan la posibilidad de decirlo en voz alta sin que se les mire de una forma extraña. Pero, se está rompiendo el tabú de aquellos problemas de salud mental que son mostrables.
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¿Hoy en día los pacientes acuden con otra actitud a su consulta?
Vienen con menos vergüenza, más tranquilidad y confían más en el psicólogo.
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En la actualidad, la ansiedad es la enfermedad mental que más afecta a la población.
Eso es verdad, porque la ansiedad está en todos los seres humanos. Se manifiesta de una manera o de otra. Afecta a la mayor parte de la población porque está dentro de todo el mundo. Es como decir que la tristeza afecta al 90% de la población, claro, porque es una emoción primaria. Es normal, pues lo mismo con la ansiedad.
¿Cuándo se convierte en un problema?
Se vuelve un problema en el momento en el que salta cuando no hay un disparador. Es decir, si yo tengo una problemática en el trabajo, por ejemplo, que mi jefe me trata fatal, esto me puede provocar muchísima ansiedad cada vez que voy a trabajar. Es algo normal, porque mi cuerpo está detectando un peligro y está reaccionando tal y como lo tiene que hacer.
El problema viene cuando la ansiedad se dispara en momentos en los que no hay un motivo, un disparador claro. En esos casos la ansiedad no me está protegiendo porque realmente no está ocurriendo nada y me impide llevar una vida normal e interfiere en mi día a día.
¿Puede ser difícil detectar la ansiedad? ¿Cuándo tenemos que encender las alarmas?
En el momento que se cronifica. Cuando la ansiedad forma parte de nuestro día a día y en el instante en el que ya no nos conocemos sin ansiedad, porque estamos con este trastorno casi siempre. Y también en el momento en el que se somatiza, que esto le ocurre a muchísima gente y no lo detecta como ansiedad. Tengo pacientes que me dicen: “yo antes de ir al psicólogo fui al médico porque pensaba que tenía asma”. Esto sucede porque se parece mucho a otras enfermedades, o incluso, a dolores de barriga, problemas para ir al baño o también se puede manifestar a nivel dermatológico, con erupciones o caída de pelo.
Estas son maneras de identificarlas, aunque, cada uno, evidentemente, tiene las suya y no podemos generalizar. Pero creo que se percibe cuando alguien empieza a sentir que no está bien. Al final, uno se conoce y nota ese cambio tan radical y desagradable en cómo se siente consigo mismo.
Cuando sentimos que no estamos bien, ¿dónde debemos buscar ayuda?
Se puede ir al médico o al psicólogo. Al final un buen especialista va a saber si el problema pertenece a su rama o no. El psicólogo debería saber discernir si es psicológico o es médico. Igual que el médico también sabe diferenciarlo. Así que cualquiera de los dos especialistas está bien. Obviamente si la sintomatología es más física, aunque pueda ser somatizada, ve primero al médico y descártalo.
¿Los trastornos por ansiedad son curables?
Existen muchos dependes, porque hay personas que tienen problemas de salud mental, como por ejemplo la ansiedad, debido a que se encuentra en una situación vital complicada y la ansiedad forma parte de un periodo de su vida, pero no de la totalidad de su existencia. Pero luego hay otras personas que arrastran una personalidad ansiosa. De hecho, hay trastornos que cursan con la ansiedad como algo, entre comillas, crónico.
Sí que es verdad que los manuales de referencia nos dicen que es crónico, pero yo tengo muchas discrepancias al respecto. Es algo que se califica de crónico y hay muchos trastornos que incluyen la ansiedad como algo que nos va a acompañar para siempre, pero desde el punto de vista profesional, yo diría que depende de cada persona y que no somos nadie para poner límites, ni de condenar a nadie de por vida, sobre todo con temas de ansiedad.
Hay otros trastornos que sí que son crónicos, como la esquizofrenia, la bipolaridad… que se ha demostrado que son para siempre. Yo diría que la mayor parte de veces la ansiedad tiene cura.
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Ahora que ha hablado de otras enfermedades, quizá menos conocidos, ¿existen temas de salud mental de los que no se hablan?
Hay problemas de salud mental, que realmente son los más graves, a los cuales no se les da visibilidad y hablo, por ejemplo, de las personas que vemos viviendo en la calle, muchas veces con conductas que nos pueden parecer extrañas, como hablar sola, muy descuidadas, hacer gestos raros y demás. Estas personas en muchas ocasiones tienen esquizofrenia u otras enfermedades. Esta parte de la salud mental no se muestra.
También en torno a las adicciones, que se consideran una enfermedad, hay muchísimo estigma y lo mismo ocurre con el suicidio. Podemos encontrar muchos trastornos mentales que no están recibiendo esa visibilidad porque nos estamos centrando en la ansiedad, en la sintomatología depresiva y poco más. Todo aquello que no te compromete, sí se muestra, pero a la hora de la verdad, no sirve de nada que yo esté en redes sociales hablando de que tengo ansiedad y de que voy al psicólogo, pero luego cuando vea una persona que habla sola, que actúa extraño y que no tiene un hogar me dé asco, me genere rechazo y me aparte. Eso no es desestigmatizar. Porque la salud mental tiene una cara muy desagradable que no se muestra en redes y también es salud mental.
¿Por qué considera que aún ocurre esto?
«Si en redes sociales se ha popularizado tanto el ‘yo tengo ansiedad’ es porque no queda mal, no te compromete de ninguna manera»
En general las adicciones se siguen escondiendo muchísimo, sigue siendo bastante tabú. La gente no va contando por ahí que tiene adicciones, pero sí dice que tiene ansiedad. Nos sentimos con más tranquilidad o más comodidad a la hora de verbalizar que tenemos ansiedad o hemos pasado una depresión, pero con las adicciones no sucede lo mismo. Yo creo que es porque a las adicciones, sobre todo, se les atribuye una intencionalidad, como que la persona está ahí porque quiere. También otro tipo de trastornos, como la esquizofrenia o la bipolaridad, que suelen tener sintomatología psicótica, son menos agradables de ver y son la cara que nadie muestra o quiere mostrar.
Si en redes sociales se ha popularizado tanto el ‘yo tengo ansiedad’ es porque no queda mal, no te compromete de ninguna manera. Y está muy bien que se haya popularizado esto, pero al final es una ínfima parte de lo que es la salud mental. Hay más de 4.000 suicidios al año solo en España y de esto no se está hablando. No decimos que se ha suicidado un familiar mío o que hemos tenido un intento de suicidio o pensamientos suicidas. Tampoco comentamos que tenemos un familiar con una adicción o que nosotros mismos padecemos una adicción porque no genera la respuesta en los demás que nosotros queremos.
¿No hablar de este tipo de trastornos hace que las personas que los sufren no sean comprendidas?
«Las películas y libros que pintan a las personas con esquizofrenia como asesinos en serie o como gente que está muy mal hacen un flaco favor a esta causa»
Claro, pero, por ejemplo, Ángel Martín hizo una labor maravillosa visibilizando la esquizofrenia con su libro ‘Por si las voces vuelven’. Esto ayuda muchísimo. Pero sí que es verdad, que las películas y libros que pintan a las personas con esquizofrenia como asesinos en serie o como gente que está muy mal hacen un flaco favor a esta causa. La esquizofrenia no tiene que ser peligrosa. Una persona con esquizofrenia tratada no es peligrosa o no debería serlo.
En esos casos es mejor casi no hablar de ello, ¿no?
Claro, es mejor no hablar que ponerle esta mala imagen. Hay una frase de ‘El Joker’ que me gusta mucho, aunque esta obra tampoco representa lo que son estas enfermedades. Se ha hecho mucha campaña en torno a ella como los problemas de la salud mental visibilizados en una película y no es así. ¿En qué momento de la historia se ha asesinado en medio de un programa de televisión a un presentador como hizo ‘El Joker’? Esto no pasa. Una persona con cualquier tipo de trastorno psicótico no se comporta así. Pero, hay una frase de la película que me gusta mucho que dice “lo peor de tener problemas de salud mental es que la gente pretende que actúes como si no los tuvieras” y efectivamente esto es así.
¿Cómo se puede mejorar esta situación y dar una mayor visibilidad a estos problemas? ¿Quién tiene que promover esto?
Tiene que ser poco a poco y los y las influencers no tienen la responsabilidad de visibilizar nada. Es el Gobierno el que tiene que hacer campañas de prevención, por ejemplo, del suicidio, elaborar planes de prevención estatales… Es la adminstración pública la que tiene que hablar de salud mental, no puede ser responsabilidad de los influencers. Tiene que ser gente que sepa de lo que está hablando. Los influencers muestran su vida, pero no tienen la obligación de hacer nada ni de dar ejemplo. Entonces, tenemos que avanzar un pasito para delante todo el mundo intentando visibilizar también aquello de lo que no se habla y dejar de mostrar esa parte bonita. Tampoco digo que haya que exponer en redes algo que no nos hace sentirnos cómodos, pero se puede hablar de ello. Y, sobre todo, es en Sanidad donde tienen que movilizar este tema.
Hablando de influencers, ¿qué papel juegan las redes sociales? ¿pueden influir negativamente en la salud mental?
Una persona con inseguridades, con baja autoestima o que se encuentre en una etapa difícil puede sufrir muchísimo daño si se compara con una influencer que está mostrando su vida idílica, que no es su culpa porque es parte de su trabajo.
Las personas no vienen por este motivo a consulta. Normalmente, acuden pacientes con inseguridades y con la autoestima bajita y ahí aparecen las comparaciones con otras personas. Todos hemos visto a alguien en redes sociales y hemos pensado: “ojalá fuera yo”.
¿Cuándo debe preocuparnos nuestra relación con las redes?
Hablo mucho de la conexión con el cuerpo y creo que, antes de mirar las redes sociales, es bueno evaluar cómo te encuentras y hacer lo mismo después. Conocer qué cambio ha habido en tu estado, en tu cuerpo, y preguntarte cómo te has sentido este rato que has pasado mirando las redes. Si estás peor que antes de mirarlas, es decir, si te sientes inferior, si sientes que tienes una vida de mierda, si estás pensando muy mal acerca de ti mismo o simplemente estos pensamientos que ya tenías se agravan, es señal de que alguna relación guarda con las redes sociales.
¿Para combatir este problema, se deben cerrar las redes sociales?
La solución nunca va a ser huir del problema. Dejar las redes no va a suponer que se solvente la situación. Hay que profundizar en por qué me siento de esta manera y buscar una solución que puede conllevar dejar de consumir durante un tiempo redes sociales. Esto es super respetable y está genial, como si no quieres volver a utilizarlas. Pero aún así, habrá que curar el motivo por el cual te sientes de esta manera.
¿Una persona debe ir al psicólogo aunque no se sienta mal?
«No todo el mundo necesita acudir al psicólogo y no es provechoso tener a un paciente enfrente que no le sucede absolutamente nada»
Si es algo privado la persona decide si lo contrata. Por cosas que no se consideren necesarias sí que recomiendo no acudir a la sanidad pública porque hay mucha gente esperando que realmente lo necesita. Sí que es verdad que desde el punto de vista profesional, no todo el mundo necesita acudir al psicólogo y no es provechoso tener a un paciente enfrente que no le sucede absolutamente nada y que solo viene a hablar. Quizá algunas sesiones se pueden sostener, pero al psicólogo se viene a hacer un proceso de terapia y a hacer un tratamiento, no se viene a charlar.
La sanidad pública no cuenta con los profesionales de la salud mental suficientes y esto provoca que muchas personas se vean privadas de este derecho, ¿no?
Totalmente. Esto ocurre cada día. Se tiene que destinar más dinero a la sanidad para la salud mental y poner más psicólogos en la sanidad pública. Ahora mismo tenemos muy pocos psicólogos por cada 100.000 habitantes, creo que eran seis psicólogos o siete. Es imposible abordar el problema con eso.