Como en los últimos años se presentó un día soleado, algo frío, pero apetecible para pegarse un chapuzón. La pega fue que el estado de la mar, algo agitada, impidió este sábado instalar el belén de piedras cerca del Elogio del Horizonte. Tocó desplazarse a la playa de Poniente, pero no por ello el grupo de nadadores de la escalera 2, conocida popularmente como la «rampla», faltaron a su cita con una tradición que ya cumple una década de vida. «Es una ilusión que tenemos y que perdura. Algunos se van y otros llegan, pero estamos aquí un buen puñado de gente celebrando la Navidad, haciendo que este belén no se pierda, y manteniendo viva la vinculación de Gijón con el mar», explica Marisa Montero, una de las habituales de la «rampla» e impulsora de esta iniciativa.

«Nos hubiera gustado ponerlo donde siempre, pero no sacamos el kayak por si lo arrastra la corriente contra las rocas, así que como no podemos ir con toda la comitiva nos mudamos a Poniente», cuenta Montero, que explica también que las piedras que ponen en el belén son recogidas en el mar y son las olas las que las vuelven a recoger. «Es todo muy cuidadoso, sin contaminar nada», insiste.

Entonando la treintena de participaciones «Mi Burrito Sabanero» realizaron la foto de familia antes de entrar al agua. Entre los participantes estuvo el concejal del PSOE Ramón Tuero, por segundo año consecutivo. También Jesús Rodil, que el encargado de pintar el misterio, con el nacimiento de Cristo o los Reyes Magos. A ello se unieron el dibujo de ovejas, árboles de Navidad o muñecos de nieve por parte de niños. «Es algo muy bonito que tenemos que mantener, no tenemos constancia que se haga en otras ciudades. Es una forma de dar aquí en Gijón desde el mar el inicio a la Navidad», cuenta el autor de estas creaciones.

En el belén del mar hay participantes habituales y otros que se estrenan, como es el caso de Tino García. «Estoy como un guaje de diez años», confiesa ilusionado. «Lleva un par de semanas dando la matraca por casa, practicando los villancicos con un ukelele», constata a su lado a su lado su mujer Toñi Manterola, que, aunque no se metió en el agua, acudió para dar su apoyo.

Dos nadadoras de prestigio, que ya han ganado alguna travesía en Gijón, como son Beatriz Villa y Nuria Álvarez, cuadraron por primera vez sus agendas para acudir a esta cita. «Había mono, por fin estamos aquí», cuentan estas dos nadadoras, que acudieron ataviadas con motivos navideños, como traje y gorro de Papá Noel. «No hay mejor modo de entrar en la Navidad y el año nuevo que así en el agua», enfatizan.