Por una vez, hubo una opinión mayoritaria en las redes sociales. Daba igual apoyar a la monarquía o a la república en esto. Numerosos mensajes advertían de ser un acto de machismo y de violencia contra una mujer. Tanto si la relación fuera cierta, como si no, es un hecho nauseabundo. Ya fuese por desvelar información privada e íntima, o ya fuese por difamar o usar información falsa para dañar la imagen de Ortiz.
Si hay señores que aún hoy se atreven a hacer esto contra una Reina, imaginen con el resto de mujeres. Y más cuando están en una situación vulnerable. Hay que recordar que usar la imagen de otra persona sin su consentimiento es delito. Y de forma mayoritaria hemos conocido situaciones de hombres que han compartido imágenes íntimas de sus parejas como venganza. Solo tenemos que recordar a la trabajadora de Iveco para reflexionar sobre el daño provocado.
Del Burgo luego borró el mensaje, ha dicho que no cambia ni una coma y compartió la reflexión de otra persona que indicaba que lo que él había hecho era para «evitar la tragedia diseñada por Sánchez, ETA, golpistas y Letizia, que es la jefa del Estado desde que maniobró para sacar al exilio al rey Juan Carlos». Es decir, el clásico de usar a una mujer para desprestigiar a su marido, a ella y a toda una institución, exponiendo su vida personal o sexual. Se podían dedicar horas a hablar de las infidelidades del rey emérito de España, pero lo que en ellos es motivo de enaltecimiento varonil, en ellas es considerado deshonor.
Más allá de este caso, el patriarcado monárquico nos ha dejado también en su historia evidentes muestras de misoginia contra reinas, cuando convenía desacreditarlas por intereses estratégicos. Juana I de Castilla pasó a la historia como ‘La Loca’ no porque lo estuviera, al revés, sino porque su hijo y su padre convencieron de ello a todos. Fue por puro interés, al punto de dejarla encerrada más de 40 años, en un evidente caso de maltrato, por si ya no tuvo suficiente con las humillaciones de Felipe El Hermoso. O Ana Bolena y su posterior decapitación entre falsas acusaciones de adulterio a Enrique VIII. Cuando la coordinación machista se activa, ninguna escapamos.
Por cierto, Del Burgo narra encuentros con la Reina en un libro de Jaime Peñafiel, periodista que rechazó a Ortiz por su origen plebeyo. Debe ser que la promoción no iba muy bien. La alianza de hombres siempre está presente para desacreditarnos. Por dinero, por venganza, por clasismo… lo fácil es atacar la dignidad de las mujeres. Aunque solo sean rumores, pero algo queda, que además la historia siempre nos señaló como brujas o malas si no cumplíamos las normas o sus expectativas.
La misoginia, por muy real que sea, misoginia se queda.