Jacqueline Burillo ha trabajado en siete empresas diferentes en los últimos ocho años. Eso sin contar los días sueltos que ha estado contratada en otros sitios. «Estoy luchando para lograr que una empresa me coja de forma definitiva», asegura esta zaragozana, que es madre de dos hijos. «No es solo un tema de salario, a mis 51 años me vendrá muy bien tener un trabajo fijo», dice. Con el deseo de lograr una mayor estabilidad laboral y ampliar sus miras, ha apostado por formarse en nuevas habilidades y capacidades.
Lo ha hecho a través del programa FEAG, el fondo europeo de adaptación a la globalización para trabajadores despedidos, desarrollado en el último año por el Clúster de Automoción y Movilidad de Aragón (Caar) con el objetivo recualificar y ayudar al crecimiento profesional de personas que perdieron su empleo en la automoción en los peores años de la pandemia.
Jacqueline Burillo, que se ha criado y vive en el barrio de Las Fuentes, es una de las 250 personas que han participado en las acciones formativas de la iniciativa, a la que Bruselas concedió una ayuda de 1,4 millones de euros y que ha contado también con la implicación de los agentes sociales y el Instituto Aragonés de Empleo (Inaem). En su caso, ha hecho cinco cursos de picking y packing, seguridad, metal, lean manufacturing y logística de almacén. De esta última tarea es de lo que precisamente ha encontrado trabajo recientemente en la empresa Foticos.
«La verdad es que me han venido muy bien para ampliar mi empleabilidad. Además de conseguir diplomas, te da más acceso a otros puestos», asegura. La experiencia le ha abierto los ojos sobre la importancia de la formación y los nuevos horizontes profesionales que se pueden abrir con esta vía. «No me gustaba estudiar. Empecé a trabajar a los 17 años y ya tengo 32 años cotizados de vida laboral», recuerda.
De cajera al automóvil
El primer empleo que tuvo fue de cajera en un supermercado Dia y hasta la crisis de 2008 sí tuvo ocupaciones de larga duración. Estuvo 12 años de clasificadora de cartas de la desaparecida Unipost. El mayor bache lo sufrió tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria, que le pilló trabajando en una empresa de aluminio ligada a la construcción. «Ahí es cuando tuve problemas y me pegué dos años y pico sin encontrar trabajo», recuerda.
Al final logró reincorporarse al mercado laboral en la automoción, que es la actividad en la que más ha trabajado en los últimos años. «El automóvil me gusta. He tocado bastantes cosas: haciendo juntas de culata, aires acondicionados, montando silenciadores de los coches… Es un campo muy abierto», opina. La logística también le gusta pero «el trabajo de almacén es más rutinario»
Eso sí, no ha parado de rotar de empresa en empresa. «Existe la mala costumbre de cogerte por un año y luego dejarte. No lo entiendo», se lamenta. Ahora confía en que, si vuelve a quedarme sin trabajo, al menos, «tendré más opciones de encontrar algo» gracias a la formación que ha realizado a través del programa FEAG Automción.
Los resultados del proyecto se darán a conocer este jueves en Zaragoza en la jornada Fondos europeos, una oportunidad para Aragón, a la que asiste la vicepresidenta segunda del Gobierno de Aragón y consejera de Economía, Empleo e Industria, Mar Vaquero.