Los bomberos seguirán este viernes la búsqueda de la segunda hermana en la vivienda incendiada de Zalamea de la Serena despues de que este jueves las labores hayan finalizado sin resultado. En el inmueble ya ha aparecido el cuerpo de una de ellas, pero debido al estado que presente aún no ha podido ser identificado. En la casa residían ambas hermanas, Matilde y Manuela, de entre 51 y 53 años, vecinas de esta localidad pacense. Según declaraciones del alcalde del municipio, José Antonio Murillo Dávila, «había muchas cosas acumuladas en la vivienda, como si tuvieran algún tipo de síndrome, por lo que existía mucho combustible». De hecho, las primeras hipótesis dicen que el fuego se originó de madrugada y cuando ya dio la cara «había mucha zona quemada».
Murillo aseguraba este miércoles por la noche que se declararían días de luto, aunque lo importante por el momento era «encontrar a la otra hermana». En cuanto al origen de las llamas, aún se desconoce si se inició por un brasero, un cortocircuito u otra causa.
Habría que recordar que hasta el lugar del incendio (en la calle Amparo y Lulipa), del que se dio la voz de alarma sobre las 09.30 horas de este miércoles, se desplazaron tres dotaciones del consorcio provincial de bomberos de la Diputación de Badajoz para sofocar las llamas que han afectado gravemente a la vivienda.
También acudieron una ambulancia del Servicio Extremeño de Salud (SES) así como efectivos de la Policía Local y de la Guardia Civil.
Las labores de desescombro en la vivienda calcinada se retomaron a primera hora de este jueves en busca de la otra mujer desaparecida. El riesgo de colapso de la vivienda es elevado, según informaron fuentes cercanas al siniestro. Para evitar derrumbes debido al mal estado de la vivienda a consecuencia del fuego, los bomberos se han visto obligados a apuntalar la casa para continuar con las labores de desescombro y búsqueda de la persona todavía desaparecida.
Entre los vecinos corría este jueves un sentimiento de pena y desasosiego por el suceso que tiene consternada a toda la localidad ilipense. Algunos de los vecinos más allegados a la vivienda de las dos hermanas comentaban a este medio que ambas eran introvertidas y que no hacían mucha vida social, pero que resultaban ser muy educadas y respetuosas con el resto de vecinos del pueblo.
Las dos mujeres eran huérfanas y siempre habían vivido juntas en la vivienda calcinada, no tenían hijos y una de ellas estudió filología inglesa, aunque no ejercía esta profesión en la actualidad. Asimismo, solían visitar con bastante asiduidad Don Benito, donde realizaban distintas tareas de su día a día. De hecho, en el momento en el que se decretó el incendio, se dio alerta a la compañía de línea de autobús que transporta a los viajeros de Zalamea a Don Benito para intentar averiguar su paradero, aunque en este caso no se pudo constatar que viajaran en el autobús de la mañana.