La táctica de la Real Federación Española de Fútbol no empieza ni termina en un campo de fútbol, se extiende a las gradas, a la calle y a la sociedad. Quiere ser modelo que desprenda valores positivos dentro y fuera del terreno de juego, de ahí que se haya propuesto ser una referencia en un tema tan importante como es la sostenibilidad. La RFEF tiene una Estrategia de Sostenibilidad 2023-2027 encaminada en dos sentidos: una que desarrolla en los partidos de fútbol y otra en La Ciudad del Fútbol. Sólo así se ha hecho posible que, por ejemplo, se haya impulsado una reforestación en el Parque Nacional de Doñana única.

La RFEF está alineada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 de Naciones Unidas -conocida como Agenda 2030-, y en este marco ha desarrollado un plan hacia la organización de partidos sostenibles. Este objetivo es todo un reto por lo que implica la movilización de miles de personas, como puede ser la final de la Copa del Rey en La Cartuja, que atrae a unos 60.000 aficionados. Este es el partido más fuerte para la RFEF y es que ha tomado de referencia en política de sostenibilidad para poder extrapolarlo al resto de encuentros que organiza, tanto de clubes como de selecciones.

La Cartuja de Sevilla, donde se lleva disputando dos veces consecutivas la final de la Copa del Rey, ha hecho las veces de laboratorio en la búsqueda de alcanzar un partido sostenible. Es el evento que conlleva una mayor complicación en la organización -con aficionados de que se mueven desde diferentes puntos de España-, con la mayor afluencia, mayor taquilla y el que tiene un mayor impacto en la huella de carbono. De hecho, lo primero que se hizo fue medir dicha huella de carbono a través de distintas encuestas -previo acuerdo con diferentes administraciones- con los aficionados desplazados hasta allí, algo que a partir de ahora se realizará con una herramienta proporcionada por UEFA, organismo que colabora con la RFEF en esta búsqueda de la sostenibilidad.