La inteligencia artificial (IA) ha llegado para quedarse en las aulas de Castellón y los centros se adaptan desde ya, y a ritmo cabalgante, a una tecnología que se renueva casi a diario y que se adapta no solo a los entornos innovadores, tecnológicos y empresariales, sino a todos los ámbitos en su día a día. Que la IA debe formar parte del sistema educativo lo saben, y bien, el profesorado y las direcciones de centro, que la consideran una «herramienta útil» de la que hay que hacer un «uso responsable» fomentando «un espíritu crítico entre el alumnado».
Lo explica Andreu Branchat, presidente de la Asociación de Directores de Secundaria de Castellón y profesor de Programación y Sistemas Avanzados en el IES Leopoldo Querol de Vinaròs, quien incide en que «es un instrumento que será muy productivo a nivel educativo para renovar metodologías en el aula pero que exige despertar el espíritu crítico del alumno para contrastar e identificar falsedades». «Con el ChatGPT pasa ahora como hace años con la calculadora, o después con el cortapega de Google o Wikipedia… Solo hay que enseñar a los alumnos cómo usar esas tecnologías y cómo ser críticos con lo que ellas les ofrecen, incidiendo en la parte más creativa, que no puede hacerse con un algoritmo, y enseñarles a rebatir, a contrastar todo», señala.
Controlar el mal uso
«Los centros se están adaptando a marchas forzadas», asegura, remarcando que «el docente debe ir siempre por delante del alumno, para evitar un mal uso». Y es ahí donde se reclama «más formación». «Es necesario que el profesorado pueda sacar el máximo de la IA para poder trasladarla al alumno, generar contenidos y aprovecharla al máximo, con unos avances tecnológicos cada vez más rápidos», urge Branchat. Jorge Bellés, director del Politècnic de Castelló, lo cerciora. «Los centros debemos evolucionar para estar a la última en tecnología, adaptándola al aula, pero hace falta más formación a los formadores», señala.
En su centro, asignaturas como Valenciano, Filosofía o Biología, ya usan IA en el aula. Lo mismo que el Matilde Salvador, también en Castelló, en el que la IA ya forma parte del día a día en la ESO, y donde una de las docentes explica que «este tipo de herramientas permiten al profesor ser más exigente con los alumnos y trabajar más en clase y no mandar nada para casa, con metodologías más creativas y reflexivas».
Potencial en el aula
«Esta tecnología tiene un potencial gigante en el aula», argumenta Javier Rello, director pedagógico de ESO y Bachillerato del colegio San Cristóbal, que pone el foco en la «renovación de los métodos de aprendizaje, que obligan al alumno a buscar más referencias, a citar, a buscar el porqué, al pensamiento crítico, y a usar sus propias palabras». Y al profesorado, dice, le ayuda en la programación y cómo aplicarla de la mejor manera para el alumno». «La herramienta está ahí, mejor enseñar al alumno cómo usarla y controlarla que prohibirla», apostilla.