Jon Rahm ha tomado, seguramente, la decisión más complicada (y meditada) de su carrera deportiva: aceptar la mareante oferta de Arabia Saudí para jugar en su circuito de golf a cambio de que le vistan de oro, literalmente. Como era de esperar, algunos se echan las manos a la cabeza, estallan en redes sociales y critican el movimiento, por otro lado inesperado (había sido uno de los más críticos con esa posibilidad), de una de las grandes estrellas de este deporte. ¿Por qué? ¿Qué hay de novedoso? Varios de los mejores jugadores ya habían iniciado este camino, véase el caso de Phil Mickelson, Dustin Johnson o Sergio García. Se ha disputado un Mundial de fútbol en Qatar teniendo que cambiar las fechas para no jugar a 50 grados. Y nadie se ha quejado, creo. Messi y toda Argentina lo celebraron como en el 86 y en España nos dolió el fracaso de la misma forma que en el 98. Cristiano o Benzema decidieron irse a Arabia por lo mismo y nadie les criticó. ¿Qué va a pasar con el pádel? Igual, más dinero a repartir, mejores condiciones…Y los jugadores, encantados. Es lo que hay, tenemos que asumirlo.El romanticismo es cosa de unos pocos. De aquellos que creen que no hay que ‘venderse’ por dinero.

 

Los ejemplos son infinitos y no solo en los países árabes. Podemos echar a un ojo a Estados Unidos, donde los Dodgers de la MLB acaban de ejecutar una operación de 700 millones de dólares por el japonés Shoei Ohtani. Tela. O a Inglaterra y Francia, países en los que el City compra defensas cada verano por 80 millones de euros para competir con el Madrid y el Barça gracias al dinero de Abu Dabi y el PSG tiene a Mbappé porque Catar está detrás financiando la operación. Los aficionados de Manchester, lo vimos tras ganar la Champions, o París, está aún por ver en su caso, celebran los éxitos de sus equipos sin tener en cuenta de dónde viene el dinero. Es ganar por encima de todo, aunque a veces nos moleste o indigne. Seguramente todos tenemos un precio profesional, hay que asumirlo. Porque el dinero no da la felicidad, pero ayuda a conseguirla.

 

Ancelotti, “contento”. El italiano sorprendió con su sinceridad tras el empate contra el Betis afirmando que estaba satisfecho con el resultado. Una forma más de quitar presión a los jugadores. Carletto maneja como nadie los mensajes en público. 

 

El sevillismo no puede más. A la crisis institucional y económica se suma la deportiva, que empieza a tener tintes grotescos. Diego Alonso (fichaje de Orta) está batiendo récords negativos. Urge un cambio.

 

El Atleti se rehace tras lo de Joao. Era un partido trampa: ante el colista y tras el bajón anímico de perder en Barcelona, pero Griezmann tiene hambre de títulos. Ayer, otra vez decisivo, incluso sin marcar. Es muy bueno.

 

Arteta, Guardiola, Emery, Xabi Alonso, Iraola…Los entrenadores españoles triunfan en las mejores ligas de Europa. Xabi es líder en la Bundesliga y Unai pelea por la Premier contra Pep y Mikel. Bravo por ellos.