Inspirado en ‘El Libro de los Macabeos’, un texto clásico de la religión judía, Javier Milei invocó a «las fuerzas del cielo» como escudo para enfrentar la tarea que se propuso como presidente argentino: reordenar desde cero la economía sobre la base de un shock sin contemplaciones y que, como aseguró en su primer discurso, será doloroso para la sociedad. Su hermana Karina y sus cinco perros mastines aparecen desde el minuto cero de la gestión de la ultraderecha como guardianes de la empresa.
Ella, apodada El Jefe, se desempeñó en los hechos como Primera Dama durante la ceremonia de investidura presidencial. Los diarios argentinos coincidieron en la centralidad que tuvo en el traspaso de mando, al punto de opacar a la vicepresidenta, Victoria Villarruel, y a la propia novia del flamante mandatario, la cómica e imitadora Fátima Florez. Pero el papel que le ha asignado su hermano excede por completo las cuestiones ceremoniales. El Jefe, o The Boss, como le dicen algunos, ha sido nombrada por su hermano secretaria general de la Presidencia. Para hacerlo tuvo que eliminar con un decreto una prohibición precedente que impedía la presencia de familiares tan directos en los cargos públicos. El propio Milei le tomó juramento y se le quebró la voz al cumplir la formalidad. Luego se fundieron en un abrazo.
De esta manera, Karina cumplirá un doble papel en el Gobierno de ultraderecha: sostén emocional, figura de la intimidad y, a la vez, articuladora de políticas con otros ministerios. La relación de Milei con Florez es prematura y con aristas de informalidad. Por lo tanto, se espera que El Jefe siga desempeñándose como una suerte de Primera Dama en ciertas oportunidades. El indicio inequívoco de ese lugar se vio cuando la hizo subir al automóvil Valíant III con el cual llegó a la sede del Ejecutivo. Karina no se privó de saludar a los simpatizantes como una figura con peso propio. Más tarde, acompañó a su hermano en el balcón de la sede del Ejecutivo. Vistió para la ocasión un traje color vainilla de Menage a Trois, confeccionado por una empresa que pertenece a la ex primera dama Juliana Awada, la esposa de Mauricio Macri, el hombre que gobernó este país entre 2015 y 2019 y cuyo respaldo a Milei en el segundo turno electoral le garantizó la victoria.
Una biografía especial
Karina obró años atrás el milagro de volver a reunir a su hermano con sus padres. Norberto Milei maltrató a su hijo con una saña que le dejó profundas secuelas emocionales. La madre, Alicia, se alineó con su esposo. Cuando Javier Milei comenzó a ser conocido en las tertulias televisivas solía asegura que no tenía progenitores. Esa situación se modificó por intermedio de la nombrada secretaria de la Presidencia. Sus buenos oficios siempre fueron sigilosos y propios de un estilo personal. El Jefe apenas se le conoce la voz. Su recelo ante la prensa y los micrófonos es una norma que apenas trasgrede. Milei, tan afecto a las analogías bíblicas, la comparó con Moisés. Él se colocó apenas en el papel de divulgador de las ideas del libre mercado más extremo. Ella estudió escenografía y Relaciones Públicas. También vendió tortas por Instagram. Fue la principal encargada de negociar el armado de La Libertad Avanza (LLA), la fuerza de ultraderecha que pasó de ser una expresión marginal al partido oficial.
El protagonismo de los perros
El presidente se mudará en breve a la residencia oficial de Olivos, en la periferia norte bonaerense, muy cerca de donde vive su hermana. Karina, dijo el diario Clarín, será la «ama de llaves» de la residencia, la responsable de decidir quiénes entran a visitar al jefe de Estado. Bajo su mirada, Olivos ya se ha adecuado a sus requisitos. Se han reformado los espacios verdes y realizaron otras adecuaciones que permitirán alojar a los enormes perros que el mandatario ha llamado en más de una oportunidad sus «hijos de cuatro patas» y le ha dedicado sus victorias electorales. Milei vivía en una costosa urbanización en las afueras de la capital donde sus mastines, Conan, Murray, Milton, Robert y Lucas, cada uno de ellos de 100 kilogramos, se sentían amos y señores del entorno. La residencia se adecuará ahora a las exigencias caninas.
En el fragor de la campaña que lo llevó a la presidencia, Milei reconoció compungido que no pudo brindarle a sus perros la atención debida. Debió dejarlos en varias oportunidades en una guardería. Pero en su flamante condición de presidente, decidió reparar simbólicamente esa falta. El bastón de mando que le confeccionaron para los fastos de la asunción llevaba talladas las cabezas de sus cinco «hijos de cuatro patas». Ellos son en rigor hijos de la ciencia, el resultado de la clonación de Conan I, fallecido años atrás. Los orfebres César Pontoriero y Hugo Pascual Pontoriero, fueron los encargados de representarlos en la madera. «El innovador diseño llamó incluso la atención de la vicepresidenta saliente, Cristina Fernández de Kirchner, quien en medio de la jura tomó el bastón y cruzó unas palabras con Javier Milei por el inédito detalle», dijo el diario Ámbito Financiero.