Patea Enzo Díaz, pone el pie derecho Jorge Broun, la pelota se eleva y pega en el travesaño… Remata Agustín Palavecino al medio del arco, el arquero se queda parado y lo ataja… Tira Pity Martínez a un costado, vuelve a adivinar el portero y celebra su tercera tapada… Va Manuel Lanzini y no le acierta al arco: envía el cuarto disparo al cielo… River, insólito: cuatro penaltis lanzados, cuatro penaltis fallados. Adiós a la Copa de la Liga en semifinales. Toda la fiesta es de Rosario Central.

Así, en el estadio Mario Kempes de Córdoba, se ratificaron dos cuestiones. Por un lado, la paridad en las series mano a mano de la Copa de la Liga: excepto un partido (que se resolvió en el último minuto), todos los duelos de cuartos de final y de semis se definieron por penales. Por otra parte, se repitió algo que para River ya es una mala costumbre en estas series dramáticas: a lo largo de su frondosa historia, los millonarios solo ganaron el 40 % de las definiciones por penales que protagonizaron.

River arrancó el sábado celebrando el 9 de diciembre, una fecha icónica en su historia. Porque hace cinco años, el 9-12-2018, lograba el triunfo más grandioso de su historia: le ganaba la final de Libertadores a Boca en Madrid.

Esperaban los millonarios redondear una fecha tan especial clasificando a otra final. La semifinal contra Rosario Central arrancó a las 22 horas del sábado argentino y concluyó durante el nacimiento de la madrugada del domingo, con el epílogo menos deseado. Todo por culpa de esos penales que para River se transformaron en un karma. Por esa vía se había despedido de la Libertadores, el máximo objetivo. En esa instancia se marchó de la Copa de la Liga.

Tal vez influenciado por la dura derrota contra este mismo Rosario Central tres partidos atrás, Martín Demichelis pateó el tablero con la formación inicial. Sorprendió. Dejó a un lado el River de los mediocampistas. Salió del 4-5-1 para volcarse a un 4-3-3. Adentro Sebastián Boselli (primera vez de titular), Ramiro Funes Mori, Pablo Solari y Facundo Colidio. Afuera Milton Casco (lesionado), Leandro González Pirez, Nacho Fernández y Manuel Lanzini.


Los 90 minutos entre River y Rosario Central terminaron sin goles

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Con Boselli como marcador lateral derecho, respaldado por Paulo Díaz como primer central, River anuló la principal arma ofensiva de Central: Jaminton Campaz. Al colombiano lo había sufrido hace un par de semanas en Rosario. Esta vez casi no lo padeció.

Hubo un River superior en el primer tiempo, más directo y con menos posesión, con la dinámica inteligente y penetrante de Nicolás De la Cruz, bien apoyado por Esequiel Barco y por los buenos retrocesos de Colidio. Así los millonarios mandaron en el juego y, aunque no crearon demasiadas situaciones de peligro, merecieron más. De la Cruz desde fuera exigió a Broun. Un tiro libre de Barco dio en el travesaño. Rondón y Solari chutaron por arriba.

Central corrigió las marcas y se ordenó en la segunda parte. A River le costó más armonizar y llegar. Todo se equilibró. Demichelis mandó al campo a Lanzini y a Claudio Echeverri, la sensación precoz que en el reciente Mundial Sub 17 brilló. Después, el técnico apostó a Pity Martínez y a Palavecino. Pero los rosarinos ya estaban firmes. Y el destino de los penaltis fue inexorable. Franco Armani, señalado por su ineficacia en las series definitorias, esta vez paró uno. Sin embargo, sus compañeros fallaron todos.

Así River se quedó sin final. Ese partido tan deseado lo protagonizarán los finalistas menos pensados: el Rosario Central de Miguel Russo buscará el título el sábado 16 de diciembre ante el sorprendente Platense de Martín Palermo. Será en Santiago del Estero. Ahí mismo el 22 de diciembre se jugará el Trofeo de Campeones, entre el ganador de esta Copa de la Liga y el campeón de la Liga, que fue River. Los millonarios, entonces, tienen una oportunidad más para cerrar el 2023 con una sonrisa. Habrá que ver cómo desembocan en ese momento después de este golpazo.

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