Fueron los tres destacados del partido de anoche entre el RCD Mallorca y el Sevilla FC.
El canadiense por marcar su primer gol en la liga como mallorquinista y, de paso, dar el primer triunfo casero de los locales en Son Moix.
El segundo por evitar una, y otra, y otra, y otra vez, que los sevillistas empataran el resultado.
Y el tercero por evitar, este sí, el empate de los andaluces en una acción que a mi me deja dudas, aunque es cierto que el balón chutado por Pedrosa da en el codo de En Nesyri cambiando la trayectoria de la pelota.
Y estos fueron los tres protagonistas de la noche.
Sorprendió la suplencia de Abdón hasta que en el minuto 10 marcó Larin.
Y a Rajkovic hay que empezar a buscarle ubicación para que una estatua suya dé lustre a las inmediaciones de Son Moix.
Con respecto al VAR hay poco que añadir: te da y te quita, y ayer le dio al Mallorca lo que otras veces le ha quitado.
Por primera vez la sufrida afición bermellona ha visto ganar a su equipo, y Aguirre respira porque, aunque no lo acepte públicamente, él sabe que los resultados condenan y ayer el resultado le salvó.
El triste 2 de 6 de los dos anteriores partidos en casa ha quedado maquillado al convertirse en un 5 de 9 y ahora.
Próxima parada: el campo del colista. Se debería aprovechar para hacer bueno todo esto.