Bombazo en el mercado del voleibol femenino nacional. El Hidramar Gran Canaria sorprende con el fichaje de una de sus hijas pródigas: Mila Collar. La internacional, formada en las categorías inferiores del Olímpico, retorna con 35 años a sus orígenes como leyenda, tras dejar su impronta en algunas de las mejores ligas del mundo: Italia, Francia, Rumanía, Turquía, República Checa, Corea del Sur, Hungría y Grecia.
El fichaje bomba del mercado invernal en la Liga Iberdrola tiene nombre y apellidos: Milagros Catalina Collar Nguema. Ella es la apuesta del Hidramar Gran Canaria para reforzar la posición de opuesta de cara a la disputa de la Copa de la Reina -en Dos Hermanas del 26 al 28 de enero-, el único título doméstico que se les resiste por el momento a las vigentes campeonas de liga, y de cara a una segunda vuelta liguera que arranca para las amarillas el domingo en Lugo, ante el Arenal Emevé de Pascual Saurín.
Mila Collar (35 años y 1,87 metros de estatura) regresa a casa convertida en leyenda de este deporte a nivel femenino, tanto por su paso por alguna de las mejores competiciones del mundo como con la selección absoluta.
Formada en la fábrica del Olímpico, la internacional española, de orígen guineo-ecuatoriano y nacida en Madrid, permaneció en la Isla entre 2004 y 2010, con un breve paso en el curso 2005-06 por la concentración permanente de la selección española en Soria, antes de dar el salto en la temporada 2010-11 al Grupo Murcia, con el que conquistó la Copa de la Reina, la Supercopa de España y el subcampeonato de la Superliga.
Tras completar esa campaña en tierras murcianas daba el salto a Italia, al Pallavolo Pontecagnano Faiano (2011-12), donde jugó en la Serie A2 de la mejor liga del planeta antes de cambiar de aires al año siguiente. Debutó en la Liga francesa con el Le Cannet Volley Ball, con el que alcanzó la quinta plaza en la tercera competición continental, la Challenge Cup.
Rumanía era su siguiente parada en el camino (2013-18). Allí, la madrileña dejó su impronta en tres clubes: el Alba-Blaj, el Dínamo de Bucarest y el CSM Targoviste. Tras cinco años en tierras rumanas, sumaba a su palmarés una Copa y una Supercopa. Durante dicho periodo conseguía además como internacional absoluta con España una medalla de bronce en la Golden League.
Después de dar carpetazo a su primera etapa en Rumanía, desembarcaba en Turquía para militar en el Nilüfer Belediyespor (2018-19), como paso previo a su fichaje por el Foton Tornadoes Blue Energy checo (2018-19).
Al curso siguiente probaría fortuna en otro continente, el asiático, de la mano del Suwon Hyundai E&C Hillstate coreano (2018-20). Con este club conquistaría la KOVO Cup antes de que el campeonato de liga fuese cancelado por los efectos de la pandemia.
En su regreso a Europa, Mila Collar firmó con el Bekescsabai Röplabda húngaro (2019-20), donde a pesar de disputar la Copa veía como el covid obligaba nuevamente a cancelar tanto la liga magiar como la Challenge Cup.
El curso siguiente regresaba a Rumanía para vivir su segunda etapa en el Dínamo de Bucarest (2020-21), con el que fue subcampeona de Copa antes de desembarcar en Grecia de la mano del Paok (2021-22), con el que conseguía un noveno puesto en la segunda competición continental, la CEV Cup, antes de vivir su segunda etapa en Turquía con el AVR Atletik (2022-23) y el Karayollari Spor Kulübü, su última parada antes de regresar a casa.
Un físico privilegiado
Con su fichaje, el Hidramar dobla la única posición en la que no tenía una jugadora de reemplazo. Compartirá protagonismo con Heloiza Pereira. Su llegada aporta calidad, experiencia, inteligencia y un físico privilegiado. Se trata de un arma letal en la posición de zaguera; además, a Mila Collar no le tiembla el pulso en los momentos calientes de los partidos.